EL CLIMA

miércoles, 3 de agosto de 2011

NOTRE DAME



Catedral de Nuestra Señora de París 060806-France-Paris-Notre Dame.jpg
NOTRE DAME

La Catedral de Notre-Dame de París (Cathédrale Notre-Dame), situada en el IV distrito, es una de las catedrales francesas más antiguas de estilo gótico. Se empezó a construir en el año 1163 y se terminó en el año 1345. Dedicada a María, Madre de Jesucristo (de ahí el nombre Notre-Dame, Nuestra Señora), se sitúa en la pequeña Isla de la Cité en París, Francia, la cual está rodeada por las aguas del río Sena.
La catedral surge íntimamente ligada a la idea del esplendor gótico, a efecto claro de las necesidades y aspiraciones de la sociedad de la época, a un nuevo enfoque de la catedral como edificio de contacto y ascenso espiritual. La arquitectura gótica es un instrumento poderoso en el seno de una sociedad que ve, en el inicio del siglo XI, transformarse la vida urbana a un ritmo acelerado. La ciudad resurge con una extrema importancia en el campo político, en el campo económico (espejo de las crecientes relaciones comerciales), ascendiendo también, por su lado, la burguesía adinerada y la influencia del clero urbano. El resultado de esto es una sustitución también de las necesidades de construcción religiosa fuera de las ciudades, en las comunidades monárquicas rurales, por el nuevo símbolo de la prosperidad urbana, la catedral gótica. Y como repuesta a la búsqueda de una nueva dignidad creciente en el seno de Francia, surge la Catedral de Nôtre-Dame de París.
Destaca particularmente su magnífico órgano Cavaille-Coll, siendo la plaza de organista titular de Notre-Dame uno de los más altos honores a los que puede aspirar un organista. Esta plaza fue ocupada por el genial organista y compositor francés Louis Vierne entre los años 1900 y 1937, época que se recuerda como la del mayor esplendor de la catedral como centro artístico y musical.
La catedral fue, a finales del siglo XVII, durante el reinado de Luis XIV, escenario de alteraciones sustanciales principalmente en la zona este, en la que túmulos y vidrieras fueron destruidas para ser sustituidas por elementos más al gusto del estilo artístico de la época, el Barroco. Así, entre 1630 y 1707, el gremio de orfebres de París encargó un cuadro al año, a artistas como Laurent de La Hyre y Sébastien Bourdon. Se reunieron 77 pinturas de gran formato, que luego se dispersaron. En fecha más reciente, regresó al templo una docena de dichas obras.
En 1793, durante la Revolución francesa y bajo el culto a la razón, más elementos de la catedral fueron destruidos y muchos de sus tesoros robados, acabando el espacio en sí por servir de almacén para alimentos.
En 1804 Napoleón Bonaparte se corona a sí mismo emperador en la catedral.
Con el florecer de la época romántica, la catedral se ve con otros ojos y la filosofía se vuelca hacia el pasado, enalteciendo y mistificando en un aura poética y etérea la historia de otras épocas y su expresión artística. Bajo esta nueva luz del pensamiento se inicia un programa de restauración de la catedral en 1844, liderado por los arquitectos Eugène Viollet-le-Duc y Jean-Baptiste-Antoine Lassus, que se extendió por veintitrés años.
Interior de la catedral.
En 1871, con el corto ascenso de la Comuna de París, la catedral se vuelve nuevamente telón de fondo a las turbulencias sociales, durante las cuales se cree haber sido casi incendiada. En 1965, como consecuencia de excavaciones para la construcción de un parking subterráneo en la plaza de la catedral, fueron descubiertas catacumbas que revelaron ruinas romanas, de la catedral merovingia del siglo VI y de habitaciones medievales. Ya más próximo a la actualidad, en 1991, fue iniciado otro proyecto de restauración y mantenimiento de la catedral que fue previsto para que durase diez años.
Existe aún en esta catedral una dualidad de influencias estilísticas: por un lado, reminiscencias del románico normando, con su fuerte y compacta unidad, por otro lado, el ya innovador aprovechamiento de las evoluciones arquitectónicas del gótico, que confieren al edificio una ligereza y aparente facilidad en la construcción vertical y en el soporte del peso de su estructura (siendo el esqueleto de soporte estructural visible sólo desde el exterior).
La planta está demarcada por la formación en cruz romana orientada a Occidente, de eje longitudinal acentuado, y no es perceptible desde el exterior. La cruz está «incrustada» en el edificio, envuelta por un doble deambulatorio, que circula por el coro en la cabecera (al este) y se prolonga paralelamente a la nave, dando lugar, así, a cuatro naves laterales.

No hay comentarios:

Publicar un comentario