EL CLIMA

sábado, 16 de julio de 2011

GRAHAM BELL






Bell hablando en una versión experimental del teléfono.

GRAHAM BELL

Alexander Graham Bell, (
Edimburgo, Escocia, Reino Unido, 3 de marzo de 1847Beinn Bhreagh, Canadá, 2 de agosto de 1922) fue un científico, inventor y logopeda británico. Contribuyó al desarrollo de las telecomunicaciones y la tecnología de la aviación. Su padre, abuelo y hermano estuvieron asociados con el trabajo en locución y discurso (su madre y su esposa eran sordas), lo que influyó profundamente en el trabajo de Bell, su investigación en la escucha y el habla. Esto le movió a experimentar con aparatos para el oído.[1] [2] Sus investigaciones le llevaron a intentar conseguir la patente del teléfono en América, obteniéndola en 1876,[3] aunque el aparato ya había sido desarrollado anteriormente por Antonio Meucci, siendo éste reconocido como su inventor el 11 de junio de 2002.
Muchos otros inventos marcaron la vida de Bell; entre ellos, la construcción del
hidroala y los estudios en aeronáutica. En 1888, Alexander Graham Bell fue uno de los fundadores de la National Geographic Society. Además, el 7 de enero de 1898, asumió la presidencia de dicha institución.[4]
Alexander Bell nacia en Edimburgo, Escocia, el 3 de marzo de 1847.[5] El hogar familiar estaba localizado en 16 South Charlotte Street, Edimburgo, y tiene una marca conmemorativa cerca de la puerta, señalándola como el lugar de su nacimiento. Su padre era el profesor Alexander Melville Bell, y su madre Eliza Grace.[6] Tuvo dos hermanos, Melville James Bell (1845-1870) y Edward Charles Bell (1848-1867), pero ambos murieron de tuberculosis.[7] Al nacer le pusieron por nombre Alexander. Más tarde, suplicó a su padre que le pusiera un segundo nombre, como había hecho con sus dos hermanos.[8] Con motivo de su undécimo cumpleaños, su padre le permitió adoptar "Graham" como segundo nombre, debido a la gran admiración que sentía hacia un amigo canadiense de la familia llamado Alexander Graham.[9] En privado, Alexander Graham era conocido como "Aleck", nombre que su padre siguió utilizando cuando Alexander ya era adulto.[10]
Primer invento
Su mejor amigo era Ben Herdman, un vecino cuya familia operaba un
molino harinero. En una ocasión en la que, mientras jugaban, los amigos Ben y Aleck causaron un desastre, John Herdman (padre de Ben) les regañó diciendo: "¿Por qué no hacen algo útil?". Aleck preguntó qué era necesario hacer en el molino y le dijeron que descortezar el trigo, algo que se hacía mediante un tedioso proceso. Entonces, a la edad de 12 años, Bell construyó un dispositivo hecho en casa que combinó las paletas que rotaban con los sistemas de cepillos del clavo, creando una máquina de descortezamiento simple que fue puesta en operación y utilizada durante muchos años.[11] En agradecimiento, John Herdman les cedió un pequeño taller para que pudieran "inventar".[11]
Primeros trabajos con el habla
Bell había heredado de su madre una naturaleza sensitiva y un talento particular hacia el
arte, la poesía y la música. Tocaba el piano sin haber recibido clases y era el pianista de la familia.[12] A pesar de su carácter reservado e introspectivo, poseía talento para la mímica y los "trucos con la voz" relacionados con la ventriloquia, con los cuales entretenía a los invitados.[12] Alexander también se vio sensibilizado por la sordera gradual de su madre (que empezó a perder el sentido del oído cuando Bell tenía tan sólo 12 años). Bell y su madre desarrollaron un lenguaje de señas con el que Bell podía transmitirle discretamente la conversación familiar.[13] Además desarrolló una técnica del discurso en tonos claros, modulados directamente en la frente de su madre, donde ella lo oiría con claridad razonable.[14] Fue la preocupación de Bell por la sordera de su madre lo que lo condujo a estudiar acústica.
Su familia estaba asociada con la enseñanza de la
locución: su abuelo, Alexander Bell, en Londres, su tío en Dublín y su padre en Edimburgo, eran todos locutores. Su padre publicó una variedad de trabajos del tema, muchos de los cuales siguen siendo conocidos, especialmente su trabajo The Standard Elocutionist (1860) y Tratado en el discurso visible, que apareció en Edimburgo en 1868.[12] [15] The Standard Elocutionist se publicó en 168 ediciones británicas y vendió más de un cuarto de millón de copias, sólo en los Estados Unidos. En el libro, se explican sus métodos para enseñar a los mudos a articular palabras y a leer el movimiento de los labios de otras personas para descifrar su significado. El padre de Alexander le enseñó a él y sus hermanos el lenguaje de señas (que él llamó en ese entonces el discurso visible), además de identificar cualquier símbolo y su sonido.[16] Alexander fue tan eficiente en esta labor que se convirtió en parte de las demostraciones públicas de su padre, presentando sus capacidades descifrando en latín, gaélico e incluso los símbolos del sánscrito, los mensajes que su padre le transmitía mediante el lenguaje de señas
En 1860 Antonio Meucci saca a la luz su invento, el "teletrófono". En una demostración pública, la voz de un cantante es reproducida a una considerable distancia. La prensa italiana de Nueva York publica una descripción del invento y un tal Sr. Bendelari se lleva a Italia un prototipo y documentación para producirlo allí, pero no se vuelve a saber de él, como tampoco se materializa ninguna de las ofertas que surgen tras la demostración. Consciente de que alguien puede robarle la patente, pero incapaz de reunir los 250$ que cuesta la patente definitiva, tiene que conformarse con un trámite preliminar de presentación de documentación que registra el 28 de diciembre de 1871 y que puede permitirse renovar sólo en 1872 y 1873.
En cuanto tiene el acuse de recibo de Patentes, vuelve a empeñarse en demostrar el potencial de su invento. Para ello, ofrece una demostración del telégrafo parlante a un empresario llamado Edward B. Grant, vicepresidente de una filial de la Western Union Telegraph Company. Cada vez que Meucci trataba de avanzar, se le decía que no había hueco para su demostración, así que a los dos años, Meucci pidió que le devolvieran su material, a lo que le contestaron que se había perdido.
En 1876, Alexander Graham Bell registró una patente que realmente no describe el teléfono pero lo refiere como tal. Cuando Meucci se enteró, pidió a su abogado que reclamara ante la oficina de patentes de los Estados Unidos en Washington, algo que nunca sucedió. Sin embargo, un amigo que tenía contactos en Washington, se enteró de que toda la documentación referente al telégrafo parlante registrada por Meucci se había perdido. Una investigación posterior puso en evidencia un delito de prevaricación por parte de algunos empleados de la oficina de patentes con la compañía de Bell. En un litigio posterior entre Bell y Western Union, afloró que existía un acuerdo por el cual Bell pagaría a la Western Union un 20% de los beneficios derivados de la comercialización de su invento durante 17 años.

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