EL CLIMA

viernes, 1 de julio de 2011

CAMARA DE FOTOS



CAMARA DE FOTOS HISTORIA




Cámara Zeiss Ikon Box Tengor, hacia 1950.


Una cámara fotográfica o cámara de fotos es un dispositivo utilizado para capturar imágenes o fotografías. Es un mecanismo antiguo para proyectar imágenes en el objeto, en el que una habitación entera desempeñaba las mismas funciones que una cámara fotográfica actual por dentro, con la diferencia que en aquella época no había posibilidad de guardar la imagen a menos que ésta se trazara manualmente. Las cámaras actuales pueden ser sensibles al espectro visible o a otras porciones del espectro electromagnético y su uso principal es capturar la imagen que se encuentra en el campo visual.

Las cámaras fotográficas constan de una cámara oscura cerrada, con una abertura en uno de los extremos para que pueda entrar la luz, y una superficie plana de formación de la imagen o de visualización para capturar la luz en el otro extremo. La mayoría de las cámaras fotográficas tienen una lente colocada delante de la abertura de la cámara fotográfica para controlar la luz entrante y para enfocar la imagen, o parte de la imagen. El diámetro de esta abertura suele modificarse con un diafragma, aunque algunas cámaras tienen una abertura fija.

Mientras que el tamaño de la abertura y el brillo de la escena controlan la cantidad de luz que entra por unidad de tiempo, en la cámara durante el proceso fotográfico, el obturador controla el lapso que la luz incide en la superficie de grabación. Por ejemplo, en situaciones con poca luz, la velocidad de obturación será menor (mayor tiempo abierto) para permitir que la película reciba la cantidad de luz necesaria exactamente.

El primer fotógrafo fue Joseph-Nicéphore Niépce en 1826, utilizando una cámara hecha de madera fabricada por Charles y Vincent Chevalier en París. Sin embargo, aunque se considera "oficialmente" que éste fue el nacimiento de la fotografía, la invención de la cámara oscura es anterior. Pero no fue hasta la invención de la fotografía que se pudieron fijar permanentemente las imágenes; mientras tanto se tenían que dibujar manualmente las imágenes.




Cámara Zeiss Ikon Box Tengor, hacia 1950.

La primera cámara que fue lo suficientemente pequeña como para considerarse portátil fue construida por Johann Zahn en 1685. Las primeras cámaras fotográficas eran similares en esencia al modelo de Zahn, aunque generalmente con una mejora en el enfoque. Antes de cada exposición una placa sensibilizada era insertada. El popular daguerrotipo de Louis Daguerre, dado a conocer en 1839, utilizaba placas de cobre plateado, sensibilizadas con vapores de yodo; mientras que en el procedimiento del calotipo inventado por William Fox Talbot se formaban las imágenes negativas sobre soporte de papel.

La invención del proceso de placa húmeda con colodión húmedo inventado por Frederick Scott Archer en 1850 redujo mucho el tiempo de exposición, pero siempre requería que el fotógrafo preparara artesanalmente las placas, en el cuarto oscuro de los estudios fotográficos, o bien en laboratorios portátiles de campaña, en la fotografía exterior de viajes.

En el siglo XIX se diseñaron muchos tipos de cámaras fotográficas. Por ejemplo, las cámaras aptas para obtener fotografías estereoscópicas; cuyos pares estereoscópicos finalmente se tenían que mirar con un visor apropiado, para poder visualizar su efecto tridimensional o de relieve. Una típica cámara estereoscópica tenía dos objetivos, para obtener simultáneamente dos imágenes muy parecidas, pero no iguales, desde dos puntos de vista muy cercanos. En realidad se inspiraba en la visión binocular humana.

Otras cámaras diferentes eran algunas cámaras de estudio de la época en que se popularizaron los retratos en formato de tarjeta de visita (entre los años 1860 y 1880). Esas cámaras podían tener cuatro o más objetivos, para obtener varios retratos en un mismo negativo de vidrio. De esa manera el positivado (por contacto) era más rápido, pues en una sola hoja de papel se obtenían los retratos realizados; que sólo debían ser cortados y montados en diferentes tarjetas individuales




ADRENALINA





La adrenalina o epinefrina es una hormona vasoactiva secretada por las glándulas suprarrenales bajo situaciones de alerta o emergencia. Además de encontrarse naturalmente en el organismo, puede inyectarse para tratar reacciones alérgicas potencialmente mortales causadas por las mordeduras de insectos, alimentos, medicamentos, látex y causas de otro tipo.
En mayo de 1886, William Bates, por medio de una publicación en el New York Medical Journal sacó a la luz el descubrimiento de una sustancia que era producida por las glándulas suprarrenales (también conocidas como adrenales). Pero fue nueve años después que un fisiólogo polaco, Napoleón Cybulski la identificó. En 1904, por primera vez en la historia, Friedrich Stolz sintetizó la adrenalina artificialmente. La adrenalina actúa principalmente sobre el músculo, el tejido adiposo y el hígado. Comienza a secretarse en cuestión de segundos, pero su punto más alto se produce al llegar al minuto de producción. Su efectividad se extiende entre uno y tres minutos y tiene la capacidad de aumentar el metabolismo normal del cuerpo hasta en un 100 porciento. Ante las situaciones de riesgo, las glándulas suprarrenales secretan la adrenalina, la que relaja la musculatura de las vías respiratorias para permitir que ingrese más aire a los pulmones; estimula al corazón y lo hace latir más rápido y con más fuerza; las pupilas se dilatan para que aumente la capacidad de observar; la velocidad de la respiración aumenta y el sistema digestivo se retarda de manera que entra más sangre a los músculos, los cuales se tensionan y aumenta la presión arterial. Frente al riesgo de una reacción alérgica severa, existe la posibilidad de inyectarse una cierta dosis de epinefrina en el muslo. Jamás se debe inyectar la adrenalina en otra zona que no sea ésta. La manipulación de este medicamento puede ser muy riesgosa si no se hace con precaución. La inyección de adrenalina puede provocar malestar estomacal, vómitos, transpiración, mareos, nerviosismo, debilidad, palidez, dolor de cabeza y temblores incontrolables en las manos. Si es que el paciente sufre de dificultad para respirar o de frecuencia cardíaca más rápida, fuerte o irregular, hay que recurrir a un especialista de inmediato.

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