EL CLIMA

sábado, 7 de mayo de 2011

CATALINA DE PRUSIA






CATALINA DE PRUSIA

Catalina II de Rusia

Catalina II de Rusia, llamada la Grande (Ekaterina Alekseyevna, en ruso: Екатерина Великая), nacida en
Szczecin (Stettin), Pomerania,[1] actualmente Polonia, el 2 de mayo de 1729 y fallecida en San Petersburgo el 17 de noviembre de 1796 según el calendario gregoriano. Reinó como emperatriz de Rusia durante 34 años, desde el 28 de junio de 1762 hasta su muerte.
El padre de Catalina,
Christian Augusto, príncipe de Anhalt-Zerbst, era un general prusiano que ejercía de Gobernador de la ciudad de Szczecin en nombre del rey de Prusia. Aunque nació como Federica Augusta Sofía (Sophie Friederike Auguste von Anhalt-Zerbst, apodada "Figchen"), una princesa alemana de menor rango, Catalina tenía una remota ascendencia sueca en Carlos IX. De acuerdo con la costumbre imperante de entonces entre la nobleza alemana, su educación fue impartida principalmente por tutores franceses.
La elección de Sofía como la futura esposa del zar -
Pedro de Holstein-Gottorp - se debió a la gestión diplomática entre el conde Lestocq y Federico II de Prusia. Ambos querían fortalecer la amistad entre Prusia y Rusia para debilitar la influencia de Austria y arruinar al canciller Bestuzhev, consejero de la zarina Isabel, y que era un conocido partidario de la alianza ruso-austríaca. Además a la emperatriz le gustaba esa familia, ya que ella había estado prometida al tío de Sofía, hermano de su madre, Carlos Augusto de Holstein-Gottorp, que había muerto de viruela en 1727 antes de que la boda se llevase a cabo.
La intriga diplomática fracasó, en gran medida debido a la intervención de la madre de Sofía,
Juana Isabel de Holstein-Gottorp, una inteligente y ambiciosa mujer. La imagen histórica de la madre de Catalina quedó como la de una mujer emocionalmente fría, así como una trepadora social que amó las intrigas y los chismes de la corte. Juana estaba tan cegada por la ambición de convertir a su hija en emperatriz de Rusia, que logró enfurecer a la emperatriz Isabel y la obligó a salir del país acusándola de espiar para el rey de Prusia. No obstante, a Isabel siempre le gustó la hija, y finalmente el matrimonio se celebró en 1745.
La princesa Sofía no escatimó esfuerzos para congraciarse no sólo con la emperatriz Isabel y con su marido, sino también con el pueblo ruso. Se dedicaba con tal celo al aprendizaje de la lengua rusa que se levantaba por la noche y caminaba descalza para repasar las lecciones. Esto dio lugar a un grave ataque de neumonía, en marzo de 1744. Cuando escribió sus memorias reprodujo cómo había formado su mente al llegar a Rusia para hacer todo lo que fuese necesario a fin de estar cualificada para llevar la corona. La coherencia de su personaje durante toda la vida, hace que sea muy probable que incluso con 15 años poseyese la madurez suficiente para adoptar esta sabia línea de conducta.
Su padre, un devoto luterano, se opuso firmemente a la conversión de su hija a la
Iglesia Ortodoxa rusa. Pero a pesar de sus instrucciones, el 28 de junio de 1744 fue bautizada con el nombre de Catalina (Yekaterina o Ekaterina) Alekséyevna. Al día siguiente tuvieron lugar los esponsales, y Catalina se casó con el gran duque Pedro el 21 de agosto de 1745 en San Petersburgo. Los recién casados se instalaron en el palacio de Oranienbaum, que sería la residencia de la "joven corte" durante 54 años.
El mecenazgo fomentado por Catalina produjo la mayor evolución de las artes en Rusia, por encima de la de cualquier soberano ruso anterior o posterior a ella. Ella se afilió a los ideales de la Ilustración y se consideró a sí misma como "una filósofa en el trono". Mostró una gran preocupación por su imagen en el extranjero, y persiguió que fuese considerada en Europa como una monarca ilustrada y civilizada, a pesar de que en Rusia desempeñaba a menudo el papel de tirano. A pesar de que proclamó su amor por los ideales de la libertad y la igualdad, hizo más por atar al siervo a su tierra y a su señor que cualquier otro soberano desde
Borís Godunov.
Catalina tenía la reputación de ser una mecenas de las artes, la literatura y la educación. El
Museo del Ermitage, que ahora ocupa el conjunto del Palacio de Invierno, comenzó siendo la colección personal de Catalina. A instancias de su factótum, Iván Betskói, escribió un manual para la educación de los niños pequeños, sobre la base de las ideas de John Locke, y fundó el famoso Instituto Smolny para jóvenes nobles damas. Esta escuela se convertiría en una de las mejores de su tipo en Europa, y llegó incluso a admitir a niñas nacidas de ricos comerciantes, junto a las hijas de la nobleza. Escribió comedias, ficción y memorias, mientras que estudiaba a Voltaire, Diderot y D'Alembert. Los principales economistas de su tiempo, como Arthur Young y Jacques Necker, se convirtieron en extranjeros miembros de la Sociedad de Libertad Económica, establecida por su sugerencia en San Petersburgo. Consiguió que los científicos Leonhard Euler y Peter Simon Pallas dejasen Berlín para trasladarse a la capital rusa.
Catalina consiguió la amistad y el apoyo de Voltaire, y mantuvo con él una correspondencia que se alargaría 15 años, desde su adhesión a la muerte del filósofo en 1778. La alabó con epítetos, como cuando la llamó su "La Estrella del Norte" y la "
Semíramis de Rusia" (en referencia a la legendaria reina de Babilonia). Aunque nunca consiguió reunirse con él, lloró amargamente cuando murió, y adquirió su colección de libros, que compró a sus herederos, y los colocó en la Biblioteca Pública Imperial.
A los pocos meses de su ascensión al trono, después de haber escuchado que el gobierno francés amenazaba con detener la publicación de la
Enciclopedia, propuso a Diderot que debería completar su gran trabajo en Rusia bajo su protección. Cuatro años más tarde intenta encarnar de forma legislativa los principios de la Ilustración surgido del estudio de los filósofos franceses. Llamó a Moscú a una Gran Comisión - casi un parlamento consultivo - compuesto por 652 miembros de todos los estamentos (funcionarios, nobles, burguesas y campesinos) y de diversas nacionalidades. La Comisión tuvo que considerar las necesidades del Imperio ruso y los medios para la satisfacción de ellos. La propia emperatriz preparó "Instrucciones para la Orientación de la Asamblea". Pero el temor a los principios democráticos hizo que se frenara su puesta en ejecución. Tras la celebración de más de 200 sesiones, la comisión se disolvió sin obtener nada más que teoría.
Durante el reinado de Catalina, los rusos importaron y estudiaron las influencias clásicas y europeas que inspiraron la llamada "Edad de la imitación" rusa.

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