País(es) | Canadá Columbia Británica y Alberta Estados Unidos Montana, Idaho, Wyoming, Utah, Nevada, Colorado y Nuevo México |
Continente | América |
Las Montañas Rocosas (en inglés, Rocky Mountains, o Rockies) son un sistema de cordilleras que corre paralelo a la costa occidental de América del Norte, desde Alaska en el noroeste, pasando por Canadá y llegando hasta el suroeste de Estados Unidos. El pico más alto es el monte Elbert en Colorado, con 4.401 metros.
Las montañas Rocosas son un sistema de cordilleras montañosas situado en el sector occidental de Norteamérica, formado durante la orogénesis cenozoica y constituido por un núcleo central de rocas cristalinas rodeado de formaciones laterales de rocas sedimentarias; el sistema ha sido marcado profundamente por la glaciación cuaternaria, la erosión atmosférica y presenta ejemplos de fenómenos volcánicos. Las montañas Rocosas, que alcanzan los 4.401 m en el "monte Elbert" en "Colorado", se inician en Alaska, por encima de los cuales se extienden prados de alta montaña; en los valles se dan cultivos agrícolas "cereales y patatas;ganadería ovina en las regiones septentrionales del sector estadounidense. Conspicuas reservas minerales: oro, plata, plomo, cinc, cobre y, en las regiones marginales, petróleo y carbón. Atravesadas por muchos ferrocarriles y autopistas que dan valor a sus bellezas naturales (tuteladas por muchos parques nacionales), las montañas Rocosas constituyen también un notable elemento de atracción turística con muchas localidades de vacaciones y de deportes de invierno.
Una vez, un conductor de trineos jalados por perros me dijo que su manada extrajo una camioneta atorada en una zanja. Cuando me encontré frente a mi computadora de nuevo, escribí: “calendarizar travesía en trineos jalados por perros”, y establecí recordatorios anuales hasta 2018.Por suerte no fue necesario esperar tanto.Aunque es posible desplazarse cómodamente y bien tapado con cobijas Hudson Bay o pieles de oso, apenas tuve la oportunidad de hacerlo en Jasper, quise conducir al grupo desde mi primer intento. Quería vislumbrarme entre las páginas de una novela de Jack London. Los angostos caminos que surcan los bosques de abedules y abetos acentuaban el ritmo de mi trineo. Y aunque ocasionalmente nos movíamos sobre la superficie lisa de los lagos, más bien viajábamos a través de montes y hondonadas, teniendo que sortear algunas curvas realmente cerradas.Para conducir a un grupo se necesita vigilancia constante e importantes ajustes: los perros no bajarían la velocidad en las empinadas cuestas si uno no los forzara a hacerlo. Ni siquiera los perros que encabezan el grupo, y que son los más inteligentes, se detienen frente a los obstáculos más visibles: ramas, a menudo disfrazadas de blanco, que se estiran como los brazos de un Yeti (el abominable hombre de las nieves) a través de la vereda de un metro y pico de ancho. Es fácil no percatarse de ellas cuando uno está poniendo su atención en los 10 metros que tiene enfrente para atisbar descensos abruptos o curvas pronunciadas en el camino. Levanto el freno, una plancha de hierro dentada como un peine del tamaño de un mantel individual, en la parte trasera del trineo, para alcanzar la máxima velocidad. Si llegara a perder el equilibrio y me cayera, es muy probable que los perros seguirían corriendo hasta que una curva volteara el trineo y potencialmente lastimara a los huskies más pequeños. Pero la curva de aprendizaje es pronunciada, y la habilidad para estos menesteres, como sucede en tantos deportes invernales de aventura, es producto directo de la confianza que uno tiene en sí mismo. Muy pronto, la preocupación queda eclipsada por la euforia, que le hace segunda a la exuberancia de mi equipo canino que corre sobre su conjunto de 32 patas en un silencio casi absoluto, un silencio que no logro concebir dada su carga extraordinaria.ALBERTA DE ALTA INTENSIDAD En el pueblo de Jasper, la verdadera vibra de Alberta —la de los cowboys y la especulación del petróleo— se siente mucho más que en los vecinos Banff y Lake Louise, 230 kilómetros hacia el sur. Es como si los visitantes de Toronto y Vancouver le infundieran a Banff su energía citadina, mientras que los vaqueros consideraran a Jasper su hogar. Marmot Basin, una colina con dos cumbres rebosante de pistas para expertos, es otro de los escenarios en que los oriundos de Alberta se sienten en casa: aunque posee algunas pistas fáciles en la base, Marmot Basin no es un lugar apto para principiantes. No es necesario llegar hasta Jasper para vivir la esencia de las Rocallosas canadienses; sin embargo, el demencial rompecabezas de estos gigantes no se completa hasta que uno no llega a los 3 954 metros de altura del Monte Robson, la cumbre más alta de la cordillera, y a los cerúleos lagos del lugar.La Icefields Parkway es una de las pocas autopistas que rivalizan con la Alaska Highway. Estas dos “carreteras de hielo” comparten su asombrosa belleza, su aspecto de otro mundo y… la dificultad para conducirlas. Por eso en invierno conviene tomar un autobús. Además, cualquiera que conduzca por este camino preferirá mil veces mirar por la ventana que manejar por caminos nevados y desplazarse contra el viento.LAKE LOUISE: UNA BASE DIFÍCIL DE ABANDONAR El pueblo de Lake Louise da la impresión de haber sido siempre una parada en el camino; la gente parece estar de paso. No hay ni siquiera un centro lo suficientemente atractivo como para cautivar a los viajeros, la mayoría de los cuales se hospeda o está de visita en el Chateau Lake Louise, la sede del grandioso y sorprendentemente moderno hotel de Fairmont (varios incendios destruyeron la estructura de madera original) que sirve, a su vez, de estación para quienes desean contemplar el increíblemente hermoso lago Louise y los picos y glaciares que lo rodean; tan espectacular en verano como en invierno. En Lake Louise también están algunas de las posadas y lodges más finos de Canadá, entre ellos el Post Hotel, una propiedad de Relais & Chateaux, así como los más remotos lodges de los lagos Moraine y Emerald.El Post Hotel se asienta sobre el río Bow. Sus paredes color mostaza y sus techos de metal rojo parecen pertenecer a una colonia de elfos enmarcada entre los pinos nativos. Incluso si decide hospedarse en otro lugar, reserve una cena en el comedor del Post, el proveedor más elegante de gastronomía fresca de la región. La pasión por los vinos del hotelero George Shultz va mucho más allá del mero volumen (30 mil botellas, hasta nuevo aviso), e incluye dos mil de las vendimias más inusuales que pueden conseguirse. Lake Louise es el punto de partida ideal para explorar este enorme parque durante el invierno. Se pueden realizar ascensos en nieve y hielo con crampones y piolets como parte de una expedición para escalar en hielo, o adentrarse en la nieve para explorar las cavernas Canmore, un sistema de grutas abierto todo el año. También se pueden hacer travesías en trineos tirados por perros o recorrer las formaciones de hielo a pie. Y para aventuras menos vigorosas, los Brewster Lake Louise Stables ofrecen paseos en trineo que parten del Chateau para hacer recorridos a través de los árboles y por encima del lago. Y, si se necesita más potencia —léase motor—, hay varios operadores que alquilan motonieves. Los más de 18 millones de metros cuadrados de áreas para esquiar del Lake Louise Ski Resort se encuentran entre los más extensos de Canadá. El terreno a sus espaldas, un valle accesible tanto por veredas fáciles como por caminos casi infranqueables, se extiende a lo largo de los powder bowls, amplias hondonadas de nieve intacta donde el esquiador puede elegir su camino a sus anchas. Ptarmigan, Eagle Ridge, Hector Ridge, The Wall y The Ultimate Steeps se conjugan para hacer de este resort uno de los pocos lugares sobre la Tierra donde es posible pasar tres días en pistas de doble diamante sin descender por la misma cuesta dos veces. Afortunadamente, este terreno tan vasto y diverso ofrece también varias opciones para principiantes y esquiadores intermedios. ¡Todos los resorts deberían contar con al menos un back bowl que le dé a los esquiadores con experiencia la oportunidad de gozar de un espacio alpino sólo para ellos! Para escabullirse entre las cuatro montañas de esquí de Lake Louise, basta con tomar la espectacular Grizzly Express Gondola. Lo difícil es decidir hacia dónde deben apuntarse los esquís una vez que se baja de la telecabina. De hecho, no está de más pedir la asesoría de un guía de montaña.“En el valle de abajo abundan los osos grizzly durante el verano y el otoño”, comenta Hans, mi guía, mientras hacemos la travesía sobre la Paradise Triple Chair hacia The Wall para hacer más exhaustiva nuestra exploración sobre la nieve. “Hay tantos, que a veces se prohíbe realizar las caminatas de albergue a albergue durante el verano.” Afortunadamente los osos no molestan a los exploradores con raquetas de nieve (zapatos de amplia superficie para caminar sin hundirse) durante las caminatas invernales ni durante las temporadas de esquí de fondo.“ASEGÚRENSE DE HACER EL ‘DIVE’” Sunshine Village, localizado apenas ocho kilómetros al oeste de Banff, es otra área enorme con un toque divertido; para llegar hay que tomar una góndola muy lenta que tiene una extraña vuelta de 90 grados. Pero en el pueblo, ubicado en la ladera, está el Sunshine Inn, un hotel con todos los servicios que rivaliza con cualquiera de los lodges que se encuentran a mitad de la montaña en otros resorts. Las zonas para esquiar de sus tres montañas suman más de 14 millones de metros cuadrados, con una buena cantidad de pistas para intermedios y principiantes que las hacen perfectas para una familia con miembros de distintas habilidades para esquiar y hacer snowboarding. “Asegúrate de hacer el ‘Dive’”, me advirtió mi contacto en Alberta cuando estábamos planeando la visita. “Es de esas pistas que aparecen en la lista de obligaciones de los esquiadores expertos.” Pero The Dive (el clavado) es en realidad “el clavado del delirio”, uno de esos típicos retos que exigen equipo para avalanchas y luces de bengala de emergencia. Subimos por una escalera muy angosta y caminamos con cuidado por la cima de Lookout Mountain. Una vez listos, atravesamos pendientes pronunciadas, esquivando las rocas que se asoman ocasionalmente (las zonas de esquí libre no están señalizadas) y nos lanzamos a un intenso recorrido siguiendo un patrón de cerradísimas curvas. Exhaustos, pero vivos, nos detenemos en la parte inferior de este infame terreno, muy agradecidos por haber contado con la ayuda de un guía local. “¿Está abierto The Dive?”, es una pregunta muy frecuente en las charlas acerca de Sunshine Village en las cantinas de Banff durante el après. Los visitantes primerizos de uno de los principales destinos de naturaleza de Norteamérica quedarán sorprendidos ante la vibra del oeste que tiene, más texana que canadiense, una independencia de la cual los habitantes de Alberta se sienten particularmente orgullosos: el apodo de Calgary es Cowtown; su equipo de hockey juega en el Saddledome (por la silla de montar) y la especulación del petróleo es, por mucho, la industria principal de la provincia. La música country emana de las cantinas, algunos de los mejores filetes del mundo arden en las parrillas y los jeans de vaquero rigen el mundo de la moda.
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