EL CLIMA

jueves, 21 de abril de 2011

REFLEXION








REFLEXION TODA MUJER ES BELLA




Cuando te conviertes en la amante de tu ex



Ser amante de alguien en el sentido coloquial de la palabra implica relación secreta, encuentros furtivos, sentimientos encontrados, vínculos prohibidos, y al final de todo, soledad.
A veces las mujeres cometemos el peor de los errores, ser amante de nuestro ex. De aquel hombre que un día nos dejó y ahora tiene a otra.
Es cierto, a veces a causa de la rutina una piensa distraída qué podría ser lindo sería tener un amante, pero eso sólo una fantasía; lo que realmente necesitamos es sentirnos queridas e importantes, eso, unido a nuestra naturaleza agresiva, hace casi impensable el gusto por compartir al objeto amado. Lo que es nuestro es nuestro, y punto. La exclusividad es vital en nuestra cosmovisión. Pero a veces caemos en la dulce y perfecta tentación. En la demente idea de un cuarto de hotel, caricias, besos, y nada de preocupaciones.
¿A quién no le gustaría tener relaciones amorosas de puro glamur y bienestar? A todas. Lejos de la realidad, esas relaciones sólo existen en las novelas, o en las revistas, y si miras mejor, ni siquiera ahí. Todos los amantes que comienzan riendo, terminan llorando.
De repente todo empezó a cambiar. Tú lo notas agresivo, pesado, indiferente. Ya no se ríe, está misterioso. Tu sexto sentido te habla a mil por hora al oído, y quieres resistir la idea, pero sabes que algo está pasando. Se ha enamorado de otra mujer.
Después de la desilusión y el tiempo, lo vuelves a encontrar, y te confiesa que no te ha olvidado. Te sorprende, porque nunca te llamó, y sigue con ella; pero a la vez te enorgulleces y sin darte cabal conciencia caes en su seducción otra vez. Ahora eres la amante de tu ex. ¿Puedes creerlo?
Ser amante de tu ex es una categoría casi macabra de relación; implica que no sólo estás aceptando la puerta trasera de la casa, sino que además te conformas con distraerlo, con divertirlo, con “hacerlo pasar bien el rato”. Por supuesto que tú también disfrutas, pero ¿para qué?.
Las respuestas inmediatas que he escuchado son superficiales, algunas dicen que “no pueden dejar de amarlo”, otras que “han probado con otros hombres pero él es único” y están también las que confiesan la cruel verdad“por venganza”. ¿Vengarse de quién? De la novia o esposa; de la mujer que alguna vez te lo arrebató, ahora es tu turno. Tú tiras los dados y si el casillero cae bien, tú le robas lo robado. ¡No es perfecto!
Por supuesto que no, ¿cuánto amor propio te tienes para merecer este tipo de relaciones? Puede ser que ese hombre no se haya olvidado de ti, pero de ella tampoco. ¿Este es el tipo de relaciones que deseas tener en tu vida? ¿Tiempo compartido? ¿Realmente eso quieres?
Muchas mujeres, aceptan estos juegos amorosos como un triunfo logrado sobre el tiempo; y lo único que logran es devastar en demasía su auto-imagen y negarse por completo al respeto
.
No juzgo “la moral”, pues la vida no se trata de lo que está mal o bien, sino de lo que nos abre o cierra posibilidades, y un romance clandestino con un ex para vengarnos de la mujer es infantil.
En verdad ¿nos vengamos?, y la pregunta pertinente es ¿para qué vengarnos? A lo que no puedo dejar de pasar por alto ¿qué es la venganza?
¿Será el deseo de que él sienta el mismo dolor que yo? ¿Será la necesidad casi enferma de lastimar porque me influyó daño?
Si en algún momento de la pérdida es real que sentimos ira o enojo, no es más que una etapa de la elaboración de nuestro duelo; pero quedarnos atrapada en ella lo transforma en patológico y nos atrapa en el pasado, en lo que no existe.
Si estás teniendo algún tipo de relación similar, te invito a que te detengas y mires con frialdad lo que ganas, veras que en la mayor parte son experiencias negativas. Pues reescribir la historias desde el lado de la villana, no sólo te conecta con tu pérdida no elaborada, sino que te conecta con lo peor de ti. Y si bien tú eres eso también, sería más productivo hacer algo para transformarlo que seguir jactándote de que eres “la usurpadora”.Recuerda que nosotros le enseñamos a los demás cómo tratarnos, y si a ti no te gusta que te engañen…
Dirás, “a mí me lo hicieron primero”, ¿y?, ¿eso te justifica? Por supuesto que no; lo único que haces es habilitarte a demostrarle a los demás que tú eres como lo mismo que acusas. Y yo sé que en tu corazón no es lo que quieres. Son tus irremediables sueños rotos los que te hacen actuar así, el auto-desprecio que te has proferido.
Si tu corazón fue humillado,aprende a poner la otra mejilla. ¿Cómo? Aceptando lo que pasó. Acepta que jugaron contigo, que violaron tu confianza, que lastimaron tus proyectos. Pero, ¿hasta dónde?, hasta una parte en la que el otro tenía que ver contigo, el resto de tu mundo sigue intacto. En ti están las herramientas para entender, que el que te lastimo se perdió la oportunidad de tener una buena pareja. Y que ahora tú eliges eso y estás abierta a que suceda.
Si te sigues enganchando con las promesas rotas, con el amor que fue desamor, con lo que no sucedió, siempre estarás en círculos viciosos, en una postura de codependencia.
Atrévete a romper con eso, dile no a la tentación inmadura de la venganza. No serás más feliz porque esa mujer llore las lágrimas que tú le profieras. Ella alguna vez se equivocó, y la vida se encargará de hacerle enmendar sus errores. A ti te toca elegir el rumbo de tu vida. Tu vuelo. Seguir, y volar alto. O detenerte y apenas despegar de la orilla.



No hay comentarios:

Publicar un comentario