EL CLIMA

jueves, 31 de marzo de 2011

APRECIO




APRECIO

EL APRECIO

Casi todos las personas con las que nos encontramos se sienten superiores nosotros en algún sentido; y un camino seguro para llegarles al corazón es hacerles comprender, de algún modo muy sutil, que usted reconoce su importancia, y la reconoce sinceramente.

Ganaremos más amigos interesándonos en los demás, que si tratamos en que los demás se interesen en nosotros. No hay que perder el tiempo tratando en que los demás se interesen por nosotros. Se interesarán sólo en ellos. Cuando hablemos con las personas, aún por teléfono, debemos de demostrar que nos interesamos por ellos, y de forma entusiasmada.

Un recomendable acto de humildad es reconocer que las personas con las que tomamos contacto son superiores en algún sentido, y en tal sentido podemos aprender de ellos.

Por supuesto que la adulación raramente funciona con la gente que discierne. Es algo hueco, egoísta y poco sincero. La diferencia entre el aprecio y la adulación es muy sencilla. Una es sincera y la otra no. Una procede del corazón; la otra sale de la boca. Una es altruista; la otra egoísta. Una despierta la admiración universal; la otra es universalmente condenada.

Al igual que cualquier aspecto que forme parte de las relaciones humanas, el interés por otras personas ha de ser sincero. Debe de se beneficioso no sólo para la persona que muestra el interés, sino también a la que recibe la atención del primero. Ha de tener un doble sentido, ha de beneficiar a ambos.

El mero cambio de una pequeña palabra puede representar la diferencia entre el triunfo y el fracaso en cambiar a una persona sin ofenderla. Muchas personas inician sus críticas con un elogio sincero seguido de la palabra "pero" y acabando con la crítica. En ese momento cuestionará la sinceridad del elogio, que le parecerá un truco para poder pasar al contrabando de la crítica. Esto podría evitarse cambiando el "pero" por "y": Ahora sí podrá aceptar el elogio por que no había a renglón seguido la referencia al fracaso. Le hemos llamado indirectamente la atención sobre la conducta que queríamos cambiar, y lo más seguro es que intentará esta a la altura de lo que esperamos de él.

Elogiemos hasta la menor mejora. Esto hace que los demás quieran seguir mejorando.


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