EL CLIMA

lunes, 17 de enero de 2011

INMORTALIDAD




La inmortalidad o vida eterna supone la existencia indefinida o infinita que consigue burlar la muerte. A través de la historia, los humanos han tenido el deseo de vivir para siempre. Esa ansia humana crea y desarrolla el concepto de inmortalidad y constituiría el núcleo de la antropología de la religión.[1]
La inmortalidad es considerada la respuesta a la angustia y el miedo que produce en el ser humano la consciencia de su mortalidad y contingencia. La inmortalidad supone la evasión a la muerte

Para los creyentes la inmortalidad es, básicamente, la continuación de la vida más allá de la apariencia de la muerte física que se produce en este mundo sensorial. La promesa de una vida eterna individual es característica de las religiones monoteístas abrahámicas (cristianismo, judaísmo e islam).
Para quienes aceptan la existencia de un alma trascendente, la verdadera inmortalidad implica un fenómeno individual en el que la muerte del cuerpo y la rescisión del vínculo terrenal prosigue con la salida del espíritu, y su ascensión hacia la región de lo inmutable y del Ser puro, lográndose la eternidad del estado consciente, en el
cielo o el infierno de acuerdo con el merecimiento de cada uno.

Soy un vidente periférico. Puedo ver el futuro, pero sólo los bordes”. El auditorio rompe a reír al tiempo que el cómico Steven Wright cruza el escenario, se detiene, mira hacia arriba y secamente despacha otro comentario al aire “pretendo vivir eternamente” dice… “Por ahora, un éxito”. De nuevo, risas. La mayoría de la gente se mofa con cierto cinismo de aquellos que creen en la idea de vivir eternamente. Pero un grupo cada vez más grande de intelectuales, llamados a sí mismos inmortalistas, no se toman el tema de la inmortalidad a risa. Para ellos, la posibilidad de vivir eternamente –sin apoyarse en creencias o intervenciones sobrenaturales- es tan real como la vida misma. Esto nos lleva a la pregunta: ¿por qué la inmortalidad física? Si preguntas a un inmortalista probablemente escuches algo como ésto: la naturaleza no tiene que ser el árbitro final entre la vida y la muerte. Ésta es la respuesta corta. La larga tiene más matices. Historia del inmortalismo En Egipto extraían el cerebro y las vísceras de los reyes muertos y embalsamaban los cuerpos para enterrarlos bajo las pirámides, siempre en una búsqueda de la inmortalidad. La esperanza de la vida eterna no es nada nuevo. La genealogía actual de los inmortalistas llega hasta los primeros días de la crionización, la práctica de congelar a los muertos esperando poder ser reanimados en un futuro. El movimiento de la crionización nace prácticamente por completo del trabajo de un solo hombre, Robert Ettinger, autor en 1962 de “La prospección de la Inmortalidad” y conocido como el padre de la crionización. Ya en los 60 Ettinger promovía la idea de la inmortalidad física, a través de su libro y de apariciones en tertulias televisivas. Las organizaciones aparecieron rápidamente, recuerda Ettinger. Éste incluso comenzó la suya propia, el Instituto de la Crionización, en 1967. Casi cuatro décadas después, en el comienzo del siglo XXI, el movimiento inmortalista continúa creciendo. Son cientos los que han contratado una crionización y docenas están congelados a temperatura de cero absoluto en el Instituto de la Crionización y en una nueva instalación llamada Alcor. Embriagados por las recientes promesas de los milagros de la nanotecnología y biotecnología, los inmortalistas conectan hoy fácilmente los puntos entre teoría y práctica. Ven también una promesa en los actuales esfuerzos para alargar la vida. “Nunca antes tanta gente ha vivido tanto tiempo” dice Richard J. Hodes, director del Instituto Nacional del Envejecimiento. “La expectativa de vida se ha doblado en el último siglo, y hay hoy día 35 millones de americanos de más de 65 años”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario