EL CLIMA

jueves, 11 de noviembre de 2010

UNA MANCHA EN HAITI



UNA MANCHA EN HAITI



François Duvalier (Puerto Príncipe, Haití, 14 de abril de 1907 - 21 de abril 1971 (64 años), conocido con el sobrenombre de Papa Doc fue un médico y político haitiano, presidente constitucional de su país a partir de 1957 y posteriormente, desde 1964 hasta su muerte en 1971, dictador de Haití, en calidad de presidente vitalicio.

François Duvalier nació en la capital haitiana, Puerto Príncipe, de una familia humilde de agricultores negros originarios de la Martinica. A pesar de ello, consiguió empezar sus estudios de Medicina (lo que justifica su apodo de "Papa Doc") y realizó sus prácticas en el campo. Debido a sus labores médicas en la lucha contra el tifus, paludismo y otras enfermedades tropicales con la gente más desfavorecida alcanzó una gran consideración y notoriedad. En 1939 se casa con Simone Ovide y en 1946 llega a ser director general del Servicio Sanitario Nacional. En 1949 pasó a ser Ministro de Sanidad y de Trabajo. Tras oponerse al golpe de Estado que lleva a cabo Paul Eugène Magloire, se ve obligado a esconderse y a pasar a la clandestinidad hasta que se proclama una amnistía en 1956.

Duvalier trabajó para consolidar su posición política; tras sobrevivir a un atentado contra su vida en el año 1958, depuró el ejército para deshacerse de elementos que le pudieran ser hostiles. Su mandato pasó a ser mucho más brutal y represivo. En 1959, inspirado por los camisas negras del fascismo italiano creó una milicia que se conoció como VSN Voluntarios de la Seguridad Nacional para proteger su poder fuera de la capital. Los miembros de la VSN pasaron a ser conocidos posteriormente como los Tonton Macoute, y se convirtieron de algún modo en el espinazo del país. Dado que estas milicias no recibían remuneración alguna, ellos mismos inventaban sus propios medios de financiación a través del crimen y de la extorsión. Para proteger su propia integridad, Duvalier utilizaba la Guardia Presidencial.

Las presiones internacionales contra François Duvalier se hicieron más fuertes durante la presidencia estadounidense de Kennedy debido a la evidente apropiación de las ayudas internacionales recibidas por Haití. Esta ayuda se suspendió oficialmente en 1962, pero tras la muerte del presidente Kennedy (que Duvalier achacaba a una maldición que él mismo había lanzado) la tensión se aflojó bastante. La administración norteamericana opinó que era necesaria la presencia de un estado claramente anticomunista para contrarrestar la influencia de la vecina Cuba.

A mediados de los años 1960 estaba bastante claro que Duvalier no tenía ninguna intención de dejar el poder. Modificó personalmente la Constitución y en 1961 volvió a resultar elegido en las elecciones por seis años más: el escrutinio oficial señaló 1.320.000 votos a favor de Duvalier y ni uno solo en contra. Se autoproclamó Presidente vitalicio en 1964 con poderes absolutos haciendo votar una nueva Constitución en una Asamblea Nacional compuesta por diputados que él mismo nombraba. Un mes después, en junio de 1964 fue refrendado por el pueblo como Presidente vitalicio con derecho a sucesión.

En 1966, consiguió que el Vaticano le permitiera elegir a los miembros de la jerarquía católica haitiana. Al perpetuar este nacionalismo negro, pudo reforzar también su control de la isla, al controlar las instituciones religiosas.

En su país, Duvalier utilizó tanto el asesinato como la expulsión para eliminar a sus adversarios políticos. Se calcula que fueron más de 30.000 las personas asesinadas. Los ataques llevados a cabo contra Duvalier por algunos militares fueron reprimidos con una especial dureza; en 1967 la explosión de algunas bombas en las cercanías del Palacio Presidencial acarreó la ejecución de veinte oficiales de la Guardia Presidencial.

Fue glorificado por sus seguidores casi como un dios y a su muerte, según su voluntad, y la Constitución que él mismo había diseñado, le sucedió su hijo, Jean-Claude Duvalier, Baby Doc, que pasó a ser Presidente vitalicio cuando sólo contaba con 19 años de edad. A la muerte de François Duvalier, Haití era el país más pobre de América, ocupaba el primer puesto en analfabetismo y la salud pública estaba en un estado desastroso.

Al ser derrocado su hijo quince años más tarde, en 1986, el cuerpo de François Duvalier fue desenterrado y apaleado ritualmente.

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