EL CLIMA

viernes, 23 de julio de 2010

POSTURAS


























POSTURAS

Posturas para vivir mejor

Muchas veces, un persistente dolor de cabeza hace que además empecemos a sentir malestar en el cuello y luego que éste se traslade a la columna. Como corolario, el desajuste se completa cuando un ataque de hígado aporta su cuota al calvario.

Nuestro cuerpo es un delicado mecanismo de relojería en el que cada pieza debe funcionar en perfecta armonía con las demás. Basta que tan sólo una de ellas no se encuentre en su justo lugar para que, igual que un castillo de naipes, termine desmoronándose.

Este es el principio en el cual se basa la quiropraxia japonesa, una milenaria técnica que, a través de movimientos de extensión, elongación y tracción realizados con las manos, logra la exacta alineación del cuerpo y el correcto ensamble de las articulaciones, los músculos y el sistema nervioso. De esta manera, se consigue en forma integral una adecuada postura del cuerpo, lo que permite al organismo generar sus propios mecanismos de defensa para protegerse del eventual ataque de cualquier enfermedad.

Además de su función preventiva, en Japón al igual que en Occidente, también se recurre a ella una vez declarada la dolencia y se convierte en un eficaz método para mejorar los problemas de artrosis, hernias de disco, lumbalgia, cervicales, de pinzamientos de columna, además de fracturas menores de huesos.

En busca de la armonía corporal

Todo sistema nervioso pasa por la columna vertebral, y desde allí se dirige hacia los distintos puntos del organismo. Las vibraciones nerviosas son como fibras eléctricas cargadas de energía. Cada uno de nuestros órganos necesita de una cierta y exacta cantidad de esa energía para su perfecto funcionamiento. Si algunos de los canales que la conducen se obstruyen, por un pinzamiento, por ejemplo, el hígado, los riñones, el intestino, etc., comienzan a funcionar mal y terminan por provocar distintos tipos de trastornos.

El esqueleto está cruzado horizontalmente por ejes paralelos, es decir, por rectas imaginarias que unen los hombros, caderas, rodillas y pies, y que sirven de amortiguadores. El puente del pie representa como un muelle al arco; si éste se encuentra vencido, las rodillas apoyan todo su peso sobre el talón y se desvían. Como consecuencia, la cadera, que es el eje de las dos piernas, se desplaza y hace que una pierna quede más corta que la otra. Lo que a su vez provoca que la columna, que debería estar centrada justo en el medio, sufra un desplazamiento hacia arriba y se altere en su curvatura.

Si la columna está demasiado curvada, la clavícula se inserta más de lo debido en el esternón, se aflojan los ligamentos y se cierra la caja toráxica, ocasionando problemas en las cervicales, los hombros, los brazos y en el cuello. Esto trae aparejada una mala irrigación sanguínea hacia la cabeza y, por ende, aparecen los mareos, el cansancio visual, los zumbidos en los oídos e incluso la depresión.

10 movimientos precisos

Una sesión dura alrededor de ocho minutos; en ese lapso, la mano experta del maestro realiza diez movimientos de una fracción de segundo cada uno. No existe límite de edad para someterse a este tipo de tratamiento, y el quiropráctico hará las manipulaciones de acuerdo con la elasticidad y los años que tenga el paciente. Para aquellos que deseen una corrección integral de la postura del cuerpo y no realicen actividad física en forma habitual, lo aconsejable es someterse a una sesión por mes. De lo contrario, cada tres meses será suficiente. Aunque si se recurre a esta técnica para combatir alguna afección puntual, como por ejemplo artrosis, pinzamiento de cervicales o fracturas, la frecuencia debe ser más regular.

El estrés y las malas posturas son dos de las dolencias que provocan mayor concurrencia a los consultorios médicos en la actualidad.

El tai chi, en muchas ocasiones, resulta más efectivo que las pastillas o los largos tratamientos para resolver los problemas derivados de las malas posiciones.

Está comprobado que de acuerdo con cómo se organizan los movimientos, ejercicios o posturas de un esquema de tai chi (en total son 108 movimientos, concentrados en 37 posturas) se produce una onda energética que actúa sobre cada órgano del cuerpo. Con ella se va estimulando la fuerza de los distintos puntos que conforman los meridianos favoreciendo la salud de las articulaciones, la de los órganos internos, de la sangre , los huesos y la actividad mental. Ayuda fundamentalmente a la relajación, que es la clave para poder manejar las situaciones tensionantes de nuestra vida o corrige las secuelas de malas posturas en las que incurrimos inconscientemente por estar trabajando muchas horas en la misma posición.

La filosofía de los grandes samurais

Se dice que el tai chi surgió de la observación de la lucha entre una grulla y una serpiente. Eran esos movimientos de ataque y contraataque una manera muy peculiar de resolver el conflicto: cuando alguien avanza, necesariamente el otro tiene que retroceder. Es más sano luchar así, que encerrarse en una pelea de fuerza bruta , del choque de fuerza contra fuerza, un concepto bastante occidental.

Los orientales prefieren apuntar a la complementariedad de las fuerzas. Por ello, los ejercicios o las posturas que usa esta disciplina son tan suaves que en vez de costar un gran esfuerzo dan la sensación de que fluyen espontáneamente en quien los practica.

Dentro de las diferentes rutinas del tai chi chuan existen algunas especialmente recomendadas para contrarrestar los efectos de la falta de relajación. Hay 8 posturas o ejercicios que cualquiera puede realizar en casa, sin miedo a las limitaciones físicas. Realizados todos los días, antes del desayuno, para no cortar el proceso digestivo, recomponen el equilibrio, aliviando las tensiones de la columna. Pero para que el entrenamiento sea realmente efectivo, tienen que repetirse 8 veces, y deben pasar unos cuantos minutos antes de ir a bañarnos, para que la energía circule alrededor del cuerpo.

Las posturas son las siguientes:

Postura 1: Sentarse con las piernas juntas y estiradas, en ángulo recto a la espalda, estirar la punta de los pies hacia adelante mientras se inspira. Luego retrotraer los dedos hasta que queden orientados hasta el techo, mientras se expira. Este movimiento elonga los músculos de las piernas.

Postura 2: Repetir el movimiento anterior, pero a su vez levantar los brazos como si recogiéramos un bastón imaginario, llevando los codos hacia la cintura y con las palmas de la mano hacia arriba.

Postura 3: Inspirar llevando la cabeza hacia atrás, como si quisiéramos mirar el techo, y exhalar mientras la cabeza vuelve a su posición normal.

Postura 4: Inspirar y expirar entrelazando los dedos de las manos y llevándolos lejos del cuerpo mientras que la columna permanece bien erguida.

Postura 5: Juntar las plantas de los pies y tratar de llegar con la nariz a la altura de las rodillas.

Postura 6: Aflojar y recoger las piernas y poner la yema de los dedos en el centro de la planta de los pies. Inspirar mientras se aprieta este punto y dejar de hacer presión cuando se exhala mientras se relaja el maxilar, haciendo que caiga el mentón sobre el tórax.

Postura 7: Estirar las piernas y en forma de espiral hacer un masaje ascendente por los laterales de las piernas hasta llegar a la altura suprarenal (por detrás de los riñones) y exalar acariciando con las palmas de la mano esta zona.

Postura 8: Dejar las piernas estiradas y flojas, inspirar poniendo las manos en posición de cuchara y llevándolas hasta la altura de los riñones. Dar tres golpecitos sobre ellos y exhalar volviendo las manos hacia las rodillas y propiciando en cada una de ellas otros tres golpecitos. Luego masajear la zona de las rodillas.

Esta dirección es bien importante: http://www.tuotromedico.com/anatomico/pie.htm

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