COQUETERIA

COQUETERIA

El gran escritor francés Honorato de Balzac escribió alguna vez que La mujer es coqueta mientras no ama. Valiosoprecepto que desnuda la honestidad, la fidelidad y la ferviente religiosidad fidedigna que destaca el comportamiento natural de la mujer, casi casi, y sin machismo, en las antípodas del pensamiento arcaico del hombre. El intelectual Juan de Torres no se quedaría atrás y sentenciaría lo siguiente en torno a la mujer: Más obra un rasgo de ojos que una oración de Tulio. En conclusión, es mucho más valioso, artístico y deslumbrante; un guiño femenino, que un verso repensado y evocado por el más grande vate.

El maestro William Shakeaspeare diría: No ha existido jamás una mujer linda que no haya hecho ensayos de coquetería frente al espejo. Nada más real para terminar con el absurdo pensamiento que solo las mujeres que carecen de beldades recurren a la coquetería. Además, una mujer que saca sus atributos más intrínsecos de sensualidad y seducción ante si misma o ante los demás, refleja una esmerada y sólida personalidad, difícilmente derrotable.

El Nobel de Literatura Bernard Shaw escribiría: Muchas mujeres coquetean con un hombre porque es inofensivo. Pero se cansan de él por la misma razón. Sentencia que describe la impaciencia de la natural feminidad por el ser opuesto y la intransigencia y desasosiego ante la indiferencia de este. Una razón más para adorar a una mujer.

Los hombres admiran la virtud femenina, pero solo la coquetería los vence, lo dijo Madame D´Arconville, en resumen, un mohín, un rasgo o un gesto siempre acaba con cualquier intento de batalla frente a una dama. El escritor romántico Louis Bottach iría más lejos con el siguiente aforismo: La coquetería se encuentra con variedad infinita en todas las mujeres. En conclusión: todas las mujeres coquetean adrede o sin darse cuenta.

Finalmente Moliere nos legaría la siguiente frase: La coquetería es la flor más hermosa que pudo concebir la naturaleza. Oración que no cabe en comentarios.

Como ven, por lo demás, la coquetería en la acción o ejecución corporal que se precie de una mujer, un motivo más para enaltecerla, para adorarla, para rendirse a sus encantos, para sobrevalorarla por sobre encima de cualquier ser. Y no lo digo yo, un modesto coach que se aprecia de observar tan solo, sino cientos de ilustres intelectuales que existen en la historia de la humanidad.