EL CLIMA

miércoles, 5 de mayo de 2010

SEXO
























SEXO

QUIZÁS PARA QUE NO cundiera el mal ejemplo, el forense que el 22 de noviembre de 1997 levantó el cadáver del cantante Michael Hutchence aseguró que se trataba de un suicidio. La evidencia, sin embargo, parecía demostrar que el líder de la banda australiana INXS había fallecido accidentalmente como consecuencia de un juego de asfixia autoerótica: el cuerpo se hallaba desnudo y con un cinturón atado del cuello en un extremo y de un picaporte en el otro. La sexualidad que termina en tragedia no es nueva en este mundo. Los juegos eróticos que involucran dolor, agresión o situaciones extremas han existido a lo largo de la historia, pero sin duda el advenimiento de Internet terminó por sacarlos del clóset. Un buen número de comportamientos otrora reservados a los actores de cine porno se expanden entre mortales comunes y corrientes. Orgías, intercambios y juegos eróticos cada día aterran menos a la sociedad, y su práctica, a menos que sea forzada, no es delito en ningún país occidental. Pero por hacerse frecuentes y masivas ¿también son sanas? El concepto de sexo sano depende del punto de vista. En una esquina puede ubicarse la opinión de la Iglesia Católica, que tradicionalmente ha insistido en el respeto al ordenamiento natural. "La sexualidad -explica monseñor Fabián Marulanda, secretario general de la Conferencia Episcopal- se enmarca en una relación que busca el placer y la felicidad para el hombre y la mujer; una relación no meramente animal, sino que comprometa cuerpo y espíritu; una relación abierta a la vida, no en el sentido de que deba resultar en un embarazo, sino de que si se da, no sea interrumpido". Una posición más pragmática es la de quienes consideran que lo sano radica en evitar infecciones y embarazos no deseados. Desde este punto de vista, el número de compañeros, la frecuencia de las relaciones y su intensidad no son tan importantes como la autodeterminación de las personas. "Cada pareja tiene sus parámetros -dice Sofía González, de 30 años, quien practica el intercambio de parejas-. Lo sano es lo que no me hace mal, lo que no se hace por obligación y lo que se hace con responsabilidad. Consiste en elegir bien con quién se hace y en tomar medidas de higiene".
Históricamente ha sido imposible para los expertos establecer claramente qué es sano y qué no lo es en cuestiones sexuales, pues el ambiente cultural y las características personales determinan grandes variables. En el pasado, la homosexualidad y la masturbación eran consideradas parafilias -antes llamadas depravaciones-,pero hoy es raro que un adulto se flagele o sea castigado por sus orientaciones o por rendirle culto a Onán.

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