EL RIDICULO
Toda persona nace con alguna característica que lo hace único, que lo hace resaltar. Podemos ver, por ejemplo, la mano derecha de Jordan, la zurda mágica de Maradona o los pantalones cuadrados de Bob Esponja.
El hombre, aunque no lo sabe, tiene su don, su plus, algo ahí escondido, dispuesto a manifestarse en algún momento y sorprender al mundo.
El paso del tiempo me demostró a mi, que tengo la gran capacidad para hacer el ridículo. A fiesta a la que iba, quizás pasaba totalmente desapercibido, pero en menos de dos temas, alguien ya mostraba su admiración ante mi prescencia: -Pfff… Mirá el ridículo éste…
Pues bien, hoy, en un acto de humildad y compañerismo, me dispongo a explicar, en breves pero concisos pasos, cómo hacer el ridículo y sentirse orgulloso de ello; porque no es nada ser, o hacer el ridículo, sino también sentirse alguien importante por eso.
El hombre, aunque no lo sabe, tiene su don, su plus, algo ahí escondido, dispuesto a manifestarse en algún momento y sorprender al mundo.
El paso del tiempo me demostró a mi, que tengo la gran capacidad para hacer el ridículo. A fiesta a la que iba, quizás pasaba totalmente desapercibido, pero en menos de dos temas, alguien ya mostraba su admiración ante mi prescencia: -Pfff… Mirá el ridículo éste…
Pues bien, hoy, en un acto de humildad y compañerismo, me dispongo a explicar, en breves pero concisos pasos, cómo hacer el ridículo y sentirse orgulloso de ello; porque no es nada ser, o hacer el ridículo, sino también sentirse alguien importante por eso.
El paso principal del ridículo está en su forma de vestir. Las camisas floreadas o colores flúo son más que bienvenidas.
El ridículo lleva esos pantalones que hace tres años estuvieron de moda. Puede pues, aparecer con pantalones a cuadros, de varios colores, o quizás, de acá a dos años, aparecer con pantalones chupines color rosado.
No importa el pantalón, debe ser lo suficientemente ajustado para que al agacharse se rompa la costura nalga-nalga, dejando ver nuestro calzón marca “LatinLover”.
Las zapatillas del ridículo son esas tipo zapato de astronauta, enormes, bien blancas y que al pisar, emiten una lucecita indicando que “el ridículo, ha dado un paso más en su vida”.
Siguiendo con la vestimenta, podemos encontrarlo con boinas o sombreros cowboy, como así también con pañuelos o gorras. En este último caso, es imponderable que en la gorra se lea de forma clara y concisa alguna frase por demás ridícula como “Vacuno contra la virginidad” o “Dejé mi decencia en casa”.
El ridículo lleva esos pantalones que hace tres años estuvieron de moda. Puede pues, aparecer con pantalones a cuadros, de varios colores, o quizás, de acá a dos años, aparecer con pantalones chupines color rosado.
No importa el pantalón, debe ser lo suficientemente ajustado para que al agacharse se rompa la costura nalga-nalga, dejando ver nuestro calzón marca “LatinLover”.
Las zapatillas del ridículo son esas tipo zapato de astronauta, enormes, bien blancas y que al pisar, emiten una lucecita indicando que “el ridículo, ha dado un paso más en su vida”.
Siguiendo con la vestimenta, podemos encontrarlo con boinas o sombreros cowboy, como así también con pañuelos o gorras. En este último caso, es imponderable que en la gorra se lea de forma clara y concisa alguna frase por demás ridícula como “Vacuno contra la virginidad” o “Dejé mi decencia en casa”.
El ridículo no habla normalmente. Suele utilizar frases, dichos o palabras que escuchó o vió en otro lado, pero las hace propias.
Ponele que se dejó su Paddle Watch ganado en un sorteo y necesita saber la hora… Él, en su papel de ridículo, nunca pedirá la hora de forma habitual, sino que usará un “tirame las agujas” o “mirá tu muñeca y ubicame en el tiempo”.
Ponele que se dejó su Paddle Watch ganado en un sorteo y necesita saber la hora… Él, en su papel de ridículo, nunca pedirá la hora de forma habitual, sino que usará un “tirame las agujas” o “mirá tu muñeca y ubicame en el tiempo”.
Una forma importante de aparecer ridículamente en algún lugar es en auto. El automóvil del ridículo se caracteriza por llevar felpudo en el torpedo o consola del auto, un parlante de boliche bailable en el baúl o asiento trasero y siempre lleva los vidrios arriba simulando tener aire acondicionado, aunque se vea en el costado izquierdo de su sien un vasto río de transpiración. Al bajar, toca dos veces la bocina como si de una x-28 activada se tratase.
Las charlas del ridículo abarcan desde su encuentro con una estrella de Hollywood en el aeropuerto que justo le pidió la hora (aunque él diga que le pidió “que le tire las agujas”) o de la cantidad enorme de gente que lo conoce y lo adora.
Punto importante: El celular, móvil, teléfono de mano o como quieran llamarlo. Es un accesorio plus del ridículo. Se lo suele usar en casos extremos de ridiculez.
Cuando este personaje no se siente lo suficientemente ridículo, suele sacar su celular en plena peatonal y, llevándolo al oído, emite una carcajada de no más de diez segundos y agrega unos -no, no, negro, te fuiste de tema. Un minuto más tarde se puede escuchar, si se está bien cerca de él, la voz de una mujer del otro lado diciendo: -Su saldo es $0. Realice una recarga cuanto antes.
Cuando este personaje no se siente lo suficientemente ridículo, suele sacar su celular en plena peatonal y, llevándolo al oído, emite una carcajada de no más de diez segundos y agrega unos -no, no, negro, te fuiste de tema. Un minuto más tarde se puede escuchar, si se está bien cerca de él, la voz de una mujer del otro lado diciendo: -Su saldo es $0. Realice una recarga cuanto antes.
Obviamente, no tiene novia. El ridículo no puede gastar tiempo en mujeres. Según sus palabras: “las usa una noche y las deja esperando su llamado”; cuando en realidad, son todas amigas; de su billetera, claro está.
Ya están listos. A partir de mañana, serán “el” ridículo de su pueblo.
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