EL CLIMA

miércoles, 17 de marzo de 2010

LA NUEVA CARAVANA








LA NUEVA CARAVANA

Di que puedes y quieres, di que lo vas a lograr, proponlo en tu corazon, pasalo por
tu creencia, dale forma, vete por ojos de creencia como ya teniendolo o ya haciendolo
no te resignes, lo lograras, eres un ser unico e irrepetible y cada impulso que tienes,
es energia que fluye, de ti depende que sea positiva, que beneficie a otros, y que rebote para ti tambien, que tengas una jornada plena de realizaciones.
besooos LC.

1. Vives en un mundo con un promedio de 80% de pensamientos negativos. Desde este instante puedes abandonarlo y hacerlo un mundo mejor con fe y esperanza. 2. Desde ahora estás capacitado para iniciar una nueva vida positiva. Vida que quedará en tu subconsciente como tu vida natural, impregnando con la fuerza todo tu ser físico y mental.
3. Eres capaz de hacerlo. Realmente puedes lograrlo. Inténtalo ahora, llevando contigo no tan sólo pensamientos positivos, sino que una vida positiva fruto de esos pensamientos.
4. El pensamiento positivo afecta todo lo que haces, impregna de elevadas vibraciones todo lo que te rodea. Sólo trabaja en tu beneficio y en el de los demás, dado que en el reino de la mente lo positivo atrae a lo positivo y rechaza a lo negativo.
5. Cuántos en el planeta desearían estar en tu lugar. Sé agradecido con lo que tienes, y desde lo que eres y tienes inicia el cambio hacia algo mejor, pues siempre habrá delante nuevos logros para tu crecer. La vida positiva se inicia ahora, ya, desde donde uno está.
6. Usa dos palabras mágicas: PUEDO y QUIERO. Puedo ser mejor, quiero ser mejor.
7. Usa una frase mágica: SOY CAPAZ. Yo soy capaz de ser mejor y lograr éxito en mis metas positivas, para la nueva vida que desde ahora iniciaré.
8. No hay edad para el cambio, la ciencia ya lo ha demostrado. Siempre siente que tu edad de mayor producción y capacidad está 20 años más allá de la que ahora tienes, y actúa así, pues tu cerebro crecerá, nuevos circuitos activarás y cada día más inteligente serás. No olvides que la edad para China y Japón, es sabiduría. Sin importar tu edad, tienes una vida por delante y esa vida es importante.
9. Pide a lo interno ayuda para iniciar el cambio y comenzar desde este instante a vivir una vida positiva, aprendiendo el arte del buen pensar, pensando cada día más y más cosas positivas.
10. Quien no comete errores es un ser que no sabe vivir, es un ser estancado en la vida. Sólo quien intenta ser mejor, vivir mejor y aprender más, comete errores. De cada error se saca una positiva lección, cada error es una enseñanza que nos permita avanzar.


¿El vaso medio lleno o medio vacío? La mente es demasiado poderosa como para minimizar el efecto de nuestras ideas e intenciones sobre la realidad. De cómo y por qué aquello que pensamos determina en gran parte lo que nos sucede.Atrévase: el artículo que usted comienza a leer sólo trae buenas noticias. En línea paralela con los escépticos, los trágicos, los eternos derrotados y aun los nihilistas –aunque sin malgastar energías en el enfrentamiento–, hay mucha gente en el mundo convencida de que todos podemos pensar en positivo y que esto nos conducirá, inevitablemente, a una mejor calidad de vida."El optimismo es aprendido –asegura Andrés López Pell, psicólogo, director de la Fundación para la Salud y la Educación (Funsaled) y autor de investigaciones sobre el tema–. Por lo tanto, se mejora a través de distintos recursos, entre ellos, la psicoterapia. Se puede traer un bagaje genético que marque una tendencia o la influencia de aspectos de crianza, pero todo es modificable. El optimismo no es ingenuidad ni fantasía: es un conjunto de expectativas respecto del futuro que nos permite interpretar verazmente la realidad. Si la canoa se está hundiendo, se está hundiendo. El punto es no llorar, sino intentar nadar (o aplicar otro recurso, que siempre existen) para ponerse a salvo."Hugo Hirsch, director del Centro Privado de Psicoterapias (CPP), dice que ver el vaso medio lleno o medio vacío no es otra cosa que un hábito, y que un hábito es algo que podemos cambiar. "Se puede aprender a ver lo positivo de cada situación –dice Hirsch, un psicoterapeuta de larga trayectoria–. Hay personas que lo logran más fácilmente que otras; existen aquellos que lo hacen naturalmente, pero todos podemos entrenarlo por medio de distintos métodos, por ejemplo, la autoconciencia y el autoconocimiento, aprendiendo a identificar pensamientos negativos y cuestionándolos. Si tenemos en claro la propensión hacia el pensamiento negativo, somos conscientes de la dificultad para ver lo positivo. Es un buen inicio."La búsqueda del bienestar (o de la felicidad) es una meta que parece haber nacido con el ser humano. Tema filosófico por excelencia –desde los griegos, primer escalón reflexivo de la cultura occidental, distintas escuelas y corrientes sumaron aportes sobre el tema–, su status científico fue sin embargo bastante relegado: hasta podría decirse que ciertas disciplinas arrojaron la propensión humana al bienestar o la felicidad a la estantería de los temas menores.Beatriz Vera Poseck, licenciada en psicología por la Universidad Complutense de Madrid, escribe que durante muchos años la psicología se centró exclusivamente en el estudio de la patología y las debilidades del ser humano, y que esta perspectiva la convirtió en algo así como una "ciencia de la victimología", como si el estudio de la "parte positiva" de la existencia humana no tuviera (casi) sentido.Sin embargo, cuando, en 1998, asumió como presidente de la Asociación Americana de Psicología, el psicólogo estadounidense Martin E. P. Seligman, nacido el 12 de agosto de 1942 en Albany, dio un contundente giro al estado de las cosas. Nacía así la psicología positiva.Un golpe de timón"Después de 25 años de estudiar la depresión, Seligman dijo basta –explica Hugo Hirsch–. Entonces comenzó a preguntarse por qué había muchos que, en lugar de deprimirse, eran o intentaban ser felices. Advirtió que desde fines de la Segunda Guerra Mundial, o quizás antes, todas las disciplinas vinculadas con la salud mental se habían ocupado únicamente de lo que andaba mal, de recuperar lo roto, por decirlo de alguna manera, pero poco y nada se había investigado para trabajar con lo bueno."Hirsch plantea que la psicología positiva se orienta al hallazgo empírico de aquellos elementos que contribuyen al bienestar, la felicidad, la realización personal. "Por ejemplo –enumera–, las características familiares que tienen aquellos hogares con niños más sanos, o cómo incide el sentimiento de esperanza en el proceso de curación de las enfermedades. No es una escuela, no hay un único modelo, lo que sí existe es una búsqueda de investigaciones científicas que demuestren cómo es posible que alguien desarrolle una virtud. Se parte de un supuesto: que podemos ser felices, y se busca identificar factores que conduzcan a eso y producir material científico con evidencia empírica que permita que cualquiera los utilice. Por ejemplo, está demostrado científicamente que la actividad física regular mejora el estado de ánimo. Es bien práctico; la información les sirve tanto al profesional de la salud como al lego. Es una reacción al énfasis de más de 50 años de búsqueda de solución de la patología: más que identificar debilidades se busca señalar fortalezas y trabajar sobre ellas. Y es más probable que se consigan resultados trabajando sobre fortalezas que sobre debilidades."
Todo ser humano (sí, cada una de las personas que habitan este planeta) tiene un conjunto de fortalezas personales según Seligman: curiosidad, amor por el conocimiento, pensamiento crítico, ingenio, perspectiva, valentía, perseverancia, honestidad, vitalidad, amor (capacidad de amar y ser amado), generosidad, distintos tipos de inteligencia, sentido de la justicia, capacidad de liderazgo, don de perdonar, modestia, prudencia, autocontrol, aptitud para apreciar la belleza, disposición para agradecer, optimismo, sentido del humor, espiritualidad.Y en tanto los tratamientos psicológicos habitualmente se focalizan directamente sobre los problemas que aquejan a la persona, Seligman postula que la psicoterapia positiva es una "estrategia de amortiguación", en la que el diálogo con el terapeuta se centra en incrementar las emociones positivas, las fortalezas, en lugar de las carencias."Pero la psicología positiva se vincula también con el concepto de resiliencia –agrega Hugo Hirsch–, que ha sido tomado de la física, y es la capacidad de los materiales de regresar a su estado inicial aunque hayan sido completamente alterados. Pero si lo utilizamos en psicología o en cualquier otra ciencia humana, resiliencia quiere decir más que eso, y es, por ejemplo, la capacidad que muestran las personas, por caso muchos niños, para atravesar circunstancias por demás difíciles o trágicas y salir fortalecidos de eso. Todos estos años aprendimos mucho sobre factores de riesgo. Sin embargo, olvidamos que un factor de riesgo no es necesariamente una condena."Pensar, un arma poderosa¿De qué se nutre un pensamiento? Según Andrés López Pell, "lo que se cree de las cosas es muchas veces una idea infundada que se adquirió a lo largo de la vida sin saber bien ni cuándo ni cómo, y que probablemente nunca haya sido sometida a un análisis racional. Seligman afirma que a menudo muchas de las creencias son prejuicios y, por lo tanto, sumamente inútiles. La indicación es tomar distancia de las explicaciones pesimistas, al menos hasta verificar su certeza".El método propuesto por el creador de la psicología positiva consiste en un diálogo interno con uno mismo que permite discutir (sin intermediarios) acerca de la evidencia, las alternativas, las implicaciones y la utilidad de la creencia pesimista que la persona presenta y que habitualmente es un obstáculo para su propio bienestar. "Uno tiene que actuar como un detective, buscando evidencias de esa creencia", ironiza López Pell. "Aunque se obtengan pruebas que apoyen esa creencia –agrega el psicólogo–, generalmente la realidad estará a favor de rebatirla porque las ideas pesimistas tienen un punto débil: suelen exagerar algún aspecto de la realidad y los hechos pueden poner de manifiesto esas distorsiones, generalmente asociadas a explicaciones catastróficas. Los acontecimientos son siempre multideterminados, y las personas pesimistas suelen aferrarse a las explicaciones más negativas; por eso, la tarea consiste en desechar esa costumbre destructiva y habituarse a generar pensamientos más realistas y lógicos."Hirsch explica que lo típico del pensamiento pesimista, según Seligman, es considerar: "Lo que me pasa de malo es lo único que me pasa, abarca toda mi vida, va a durar para siempre y yo soy responsable o culpable de eso".¿Y cómo garantizar que la influencia de los aspectos inconscientes no atenten contra la intención de modificar nuestros patrones negativos de pensamiento? "Durante mucho tiempo –explica Hugo Hirsch– se puso tanto énfasis en lo inconsciente que les hemos restado demasiada importancia a los aspectos conscientes, que son los voluntarios. Pensar en términos positivos nos dispone a que algo salga razonablemente bien. Podemos ampliar nuestro margen de conciencia perfectamente. La felicidad depende más de desarrollar ese margen y, con esa conciencia, hacer algo. Porque de poco o nada sirve entender y entenderse sin autogestión: el autoconocimiento sin autogestión no sirve para nada. Tengo que conocer mis recursos, pero también saber cómo administrarlos."Más sanos, más longevosDiversos estudios científicos demuestran que de la mano del pensamiento positivo se suma mejor salud física y emocional. Andrés López Pell explica que una investigación realizada entre pacientes de la institución que dirige junto a Alexis Kasansew reveló que aquellos que habían incrementado su nivel de optimismo sufrían menos somatizaciones: malestar estomacal, taquicardia, náuseas, sensación de ahogo: "Toda la sintomatología que corresponde al estilo somático –dice López Pell–. Estas personas suelen ser más pesimistas, tienen peores expectativas sobre el futuro; responden al tipo de gente que cuando se divorcia, por ejemplo, cree que estará solo para siempre y, de ese modo, genera un círculo vicioso, una autoprofecía que posiblemente se cumplirá".Pensar en positivo también nos hace más longevos. Un estudio de la Universidad de Yale, en Estados Unidos, encabezado por la doctora Becca Levy y realizado durante varias décadas sobre más de 600 personas mayores de 50 años, demostró que aquellos con una disposición más positiva hacia el envejecimiento vivían más tiempo (hasta un promedio de 7,5 años) y libres de enfermedades típicamente asociadas a la vejez.En este sentido, la doctora Martina Casullo, directora del Departamento de Psicología de la Universidad de Palermo, profesora emérita de la UBA e investigadora principal del Conicet, dice que a menudo hacemos una asociación inmediata entre la vejez y el deterioro, "cuando también puede ser sinónimo de sabiduría; ¿por qué no mirarla también de esta manera?".Casullo coordinó durante los dos últimos años el 1º y el 2º Encuentro Iberoamericano de Psicología Positiva en nuestra ciudad, organizado por la Universidad de Palermo, y que contó con la asistencia de más de un centenar de especialistas de todo el continente. "Seligman envió a un delegado, James Pawelski, que es hispanohablante, para que asistiera a la reunión de este año–comenta la psicóloga, sin disimular su entusiasmo– y el año pasado él mismo prologó la edición especial de la revista Psicodebate, que edita la Universidad, dedicada completamente a artículos sobre psicología positiva." (Psicodebate 7, revista de Psicología, Cultura y Sociedad de la Universidad de Palermo, Buenos Aires, 2006).La especialidad del planteo no radica en lo "novedoso" de las ideas: el propio Martin Seligman dice que la psicología positiva no descubre nada nuevo en realidad, nada muy diferente de lo que el sentido común nos puede enseñar.Temas olvidadosMartina Casullo plantea que en este inicio del siglo hay dos ejes que dominan el ambiente de la reflexión sobre la condición humana. "Uno es el respeto al aporte de las neurociencias –dice la psicóloga– y otro, el enfoque sociocultural. Hoy está demostrado que el medio ambiente no es sólo estresor y negativo, sino que también puede influir positivamente en el individuo. La psicología positiva de hace eco de este espíritu de época y recupera temas que han sido olvidados a pesar de que tienen una importancia central en elbienestar de las personas: entre éstos, los valores, que constituyen en buena parte el capital psíquico del sujeto y que lo ayudan a buscar el bienestar a partir de sus posibilidades, de sus propios recursos. Si se trabaja desde allí, es posible que las expectativas sean más reales para cada uno de nosotros y enfrentemos menos frustraciones."Casullo dice que un tema al que la psicología positiva da especial énfasis es la capacidad de perdonar. "Y no hablamos del perdón como sinónimo de reconciliación, o de anular la demanda ante una ofensa o un delito. Es, en realidad, un trabajo de autoperdón para lograr que la propia persona no se sienta culpable. El desarrollo de la capacidad de perdonar debería integrar programas de promoción y prevención de la salud, porque son muchas las personas que podrían beneficiarse si tuvieran la posiblidad de hablar y reflexionar sobre el tema."La psicología positiva también enfoca su mirada hacia la influencia que tienen aspectos tales como la religiosidad, la vida cultural, la gratitud, el sentido del humor y la autoestima, o las estrategias puestas en marcha frente a los duelos, en la calidad de vida de los colectivos sociales, y ocupa buena parte de las investigaciones el estudio de cómo poblaciones de alto riesgo logran enfrentar (y superar) las negativas condiciones de vida que les tocan, es decir, la resiliencia.Martina Casullo comenta que el enfoque de la psicología positiva tiene especial aceptación entre sectores medios y bajos, "por la necesidad concreta de sobrevivir en ambientes más adversos –reflexiona–. Por ahora, para sectores más ligados a lo intelectual no se trata de un pensamiento de primera línea… Se lo ve facilista o simplista, se lo asocia a la new age sin tener en cuenta que se gestó y se está desarrollando en ámbitos académicos y científicos, y tampoco se tiene en cuenta lo más importante: que contempla temas esenciales de la vida, que recupera lo mejor de la psicología humanística y existencial y de la psicología social".El secreto radica, todo parece, en desarrollar recursos que apunten a la prevención y que permitan que cada persona enfrente mejor y más dotada con sus recursos, reconociéndolos, su propio proyecto de vida."El balance de lo que se hizo durante el siglo XX es negativo –dice Martina Casullo, ensayando una sonrisa que oscila entre el realismo más cruel y la tímida esperanza–. No hacen falta ni más resentimientos y ni más broncas. Tenemos que tener un propósito, y este enfoque puede ayudarnos a ir tras él."Por Gabriela NavarraLa paradoja de SeligmanParece mentira, pero el hombre que firmó el acta fundacional de la psicología positiva pasó más de la mitad de su vida estudiando la depresión: Martin E. Seligman, director del Centro de Psicología Positiva de la Universidad de Pensilvania, EE.UU, desafió a sus colegas y, tras haber sido nombrado presidente de la Asociación Americana de Psiquiatría, en 1998, destinó todos sus esfuerzos al desarrollo de una tendencia que algunos ya consideran escuela y que, aseguran, gana adeptos día a día.“Seligman pasó muchos años de su vida estudiando cómo las personas que sufren depresión llegaban a un estado que llaman de desamparo aprendido y que consiste básicamente en considerar que no tienen ninguna alternativa viable para cambiar esa situación –explica Andrés López Pell–. En determinado momento, invirtió sus preguntas y comenzó a buscar respuestas acerca de cómo existían sujetos que, aun sometidos a los peores estresores y situaciones difíciles, siempre eran capaces de salir adelante.Seligman fue uno de los primeros investigadores en demostrar, por ejemplo, que, alcanzado cierto nivel mínimo que garantice la cobertura de las necesidades básicas, tener mayor dinero no es un pasaporte hacia la felicidad. Y de esto, fundamenta, dan fe los estudios sobre la depresión en sociedades económicamente desarrolladas y opulentas.Seligman plantea que existen tres tipos de felicidad, aplicados a tres niveles de vida diferentes: “La vida placentera, la vida buena y la vida con sentido –dice–. Para alcanzar el primer tipo de felicidad debemos intentar disfrutar de los mayores placeres posibles y echar mano de métodos que nos permitan saborearlos y disfrutarlos mejor: compartirlos con los demás, aprender a describirlos y recordarlos, y usar técnicas como la meditación para ser más conscientes de esos placeres. El segundo nivel, mucho menos superficial y pasajero, es lo que Aristóteles llamó eudaimonia y que ahora denominamos flow, o estado de flujo, y que consiste en encontrar las propias virtudes y los talentos, y ponerlos a nuestro servicio, viviendo experiencias que nos dejen absortos, fuera del tiempo. Finalmente, la vida con sentido supone encontrar alguna causa, motivo o tarea más grande que uno mismo, estar el servicio de los demás de alguna forma, y es la que permite una felicidad más profunda y duradera.”Para pensar en positivoTener en cuenta estas claves pueden ayudar a reformular nuestra forma de sentir, pensar y actuar.1.- Evitar las ideas del tipo “todo o nada”. La realidad no es “blanco y negro” o “buena o mala”. Si pensamos en esos términos, somos rígidos y no damos lugar a matices o puntos de vista.2.- No generalizar demasiado. Alguien mintió o no acudió a la cita, pero eso no significa que ocurra en todos los casos. Conclusiones que comiencen con “siempre” o “nunca” suelen conducir a exageraciones.3.- No focalizar en el peor detalle. Las situaciones tienen distintos puntos de vista. Si elegimos centrarnos en lo peor, todo se verá mal. Por ejemplo, dar más importancia a críticas que a elogios.4.- No minimizar lo bueno. Siempre hay algo positivo para destacar. Si lo pasamos por alto o lo desvalorizamos, perdemos la oportunidad de apreciar sus ventajas.5.- Por menos o por más. Nos equivocamos tanto cuando exageramos la importancia de un problema como cuando minimizamos nuestras capacidades para afrontarlo.6.- Evitar las predicciones. Ante indicios confusos o que nos despiertan ansiedad, anticipamos la peor conclusión. Pensar que algo saldrá mal incide en su resultado.7.- Decir “no” a las suposiciones. En nuestra comunicación cotidiana es frecuente que creamos que otro (amigo, pareja, compañero) piensa o siente de un modo. ¿Cómo sabemos que es así? Preguntar es mejor que suponer.8.- Huir de la victimización. Frases o sentimientos como “¿por qué me toca siempre a mí?” o “siempre tengo mala suerte” o “¿por qué a los otros sí y a mí no?” nos alejan de la responsabilidad sobre nuestros actos.9.- No poner ni ponernos etiquetas. Al equivocarnos, no toda nuestra persona merece ser descalificada; y algo similar ocurre cuando otros cometen errores. No es lo mismo decir “esto lo hice” que “soy un tonto”. Pero atención: tampoco responsabilizar a los demás por errores propios.10.- Poner límites a la propia responsabilidad. Si nos creemos responsables de cada problema (una separación, un hijo que desaprueba, etc.) sólo sentiremos culpa. Esta idea, sin embargo, oculta otra, más negativa aún: creer que todo está bajo nuestro control.Lucha siempreMe ha ocurrido muchas veces que he dejado a un amigo o conocido en condiciones desastrosas, ya de salud, económicas o de trabajo. Y me he preguntado con miedo cómo habría hecho para resistir, en qué habría acabado su situación. Y muchas veces, reencontrándolo después de años, he descubierto que estaba bien, alegre, lleno de vida, con una nueva actividad, a veces con una nueva esposa o un nuevo marido. Y he entendido que, en realidad, no podemos decir que la vida de una persona está acabada, porque todos poseemos enormes capacidades que no utilizamos y la vida siempre nos ofrece una nueva oportunidad, antes impensable. Pero se ponen en juego cosas muy profundas. Cuando estás duramente derrotado, o cuando enfrentas una enfermedad mortal, te alejas de la realidad, te repliegas en ti mismo; es un poco como su estuvieras muerto. Y cuando te recuperas, cuando te curas, es como si te fuese dada una segunda vida, y te invade un deseo febril de hacer, de tener nuevas experiencias. Un amigo mío, que se recuperó de un tumor considerado incurable, se compró un bellísimo barco con el que sale a navegar por el Mediterráneo. Otro ha escrito un libro que ha tenido un éxito inesperado. Una amiga se ha hecho famosa haciendo publicidad, otra ha adoptado un niño, una tercera simplemente se ha dedicado a gozar de las cosas bellas: un baño en el mar, su jardín, un viaje, una fiesta, y cuando hablas con ella te serena. Por eso nunca hay que decir : “No hay nada que hacer”; “qué se le va a hacer, no puedo tener hijos”; “qué se le va a hacer, no me gradué”; “qué se le va a hacer, me llegó la menopausia”; “qué se le va a hacer, estoy jubilado”. No tiene sentido: es como decir “qué se le va a hacer, se terminó la liquidación”. Si la liquidación se terminó, hay otras infinitas posibilidades de compras. Y no hay que perder tiempo en lamentarse de no tener más esto o aquello, ni de rumiar nuestros errores o las maldades que han cometido los demás. Errores cometemos todos y todos padecemos las maldades ajenas. No se trata de ser optimista solamente: tenemos que hacer las cosas que nos gustan, que nos estimulan, e ignorar las demás. No hables con los que te resultan antipáticos, con los que te irritan, y no veas películas que no te interesan; evita los programas de televisión que te fastidian. Y si encuentras algo que realmente tiene valor, lucha por realizarlo. Debes estar tan vivo a los noventa años como a los veinte. Y lucha sin miedo, con placer, con el gusto de hacer algo como si fuera una competencia de esquí, o de tenis o una maratón.Por Francesco AlberoniEl arte de fluirEn el libro Pensamiento positivo (RBA Libros), Miriam Subirana y Ramón Ribalta explican que la modificación de viejos hábitos o creencias es la clave para transformar nuestros patrones de pensamiento. Las motivaciones, las visualizaciones, las afirmaciones positivas y la meditación, definida como “el poder del pensamiento concentrado”, son buenas herramientas. La meditación, desafían sus adeptos, no tiene nada de complicado. Se puede comenzar repitiendo palabras sencillas (“amor”, “paz”, “luz”), en voz alta o en silencio, durante lapsos de 10 a 20 minutos, en lugar y situación tranquilos, cómodamente ubicados, respirando en forma pausada y consciente. El fenómeno está lo suficientemente estudiado y los resultados son contundentes: por derecho y por revés, meditar hace bien.Subirana y Ribalta dan ejemplos de pensamientos innecesarios (generalmente referidos al pasado; por ejemplo: “Si hubiera estado ahí no habría sucedido esa desgracia”), negativos (del tipo “todo va a salir mal”), y en tanto dicen que esta clase de pensamientos –más allá de la razón que uno tenga acerca de lo que expresan– nos vuelven perdedores porque estimulan un estado de “polución mental”, un pensamiento positivo, por sencillo que sea, siempre genera un beneficio… y no daña a nadie.Simon Reynolds, en Mejor que el chocolate (Ed. V&R), enumera 50 técnicas para ser más felices: registrar qué cosas nos hacen bien, practicar actividad física, ser disciplinados, agradecer, reír, dormir mejor, tener metas altas, cultivar la amistad, no hacer del dinero la prioridad de la vida, expresar el cariño, mantenernos ocupados, tener un propósito vital. Reynolds explica el concepto de “fluir” (flow), introducido por el psicólogo de origen húngaro (y apellido impronunciable) Mihaly Csikszentmihalyi, uno de los aportes más importantes para explicar las claves del disfrute. El fluir consiste en realizar una actividad con cierto nivel de complejidad, ver claramente que avanzamos en ella, usar en eso toda nuestra concentración, y sentir que tenemos el control.Los expertos aseguran que cuanto más “fluimos” más felices somos. ¿Y cómo?El propio Martin Seligman da ejemplos de fluir. Dice que él es jugador de bridge, un entretenimiento muy común entre los estadounidenses mayores. “El promedio de edad de quienes participan en los torneos es de 70 años, una época de la vida en que es frecuente sentir dolores y molestias físicas –reflexiona–. Sin embargo, ninguno de ellos se queja de nada mientras juega. Están completamente absortos en lo que hacen, se olvidan de todo.”
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5 de diciembre de 2007

Honorio Bustos Domecq
Algunos ya sabrán que este "autor" fue el seudónimo que utlizaron Borges y Bioy Casares para escribir entre otros relatos, una serie de cuentos policiales excelentes que se publicaron en 1942. Mas info en la página Crítica digital.Les dejo un extracto de esa página donde relatan un poco la intimidad de esa iniciativa literaria.Espero les guste, estoy tratando de conseguir algunos de los cuentos para postearlos por aqui.Un abrazoEstanis Las Noches de Goliadkin y los demás relatos policiales incluidos en Seis problemas para don Isidro Parodi son parte de un riquísimo testimonio de escritura conjunta que nació de un tercer autor distinto de Borges y Bioy Casares: H. Bustos Domecq. Esta singular mezcla dio como resultado una nueva síntesis literaria basada en una relación dialéctica entre el policial clásico inglés y la crítica burlesca que ambos escritores realizan a diversos aspectos de la sociedad argentina de los años 40.Reconozcamos, sin embargo, que este socrático Bicho Feo es irresistible. ¡Diablo de hombre! Con una carcajada que me desarma, admite la rotunda validez de mis argumentos; con una carcajada contagiosa, reitera, persuasivo y tenaz, que su libro y nuestra vieja camaradería exigen mi prólogo (Borges 1995: 15).La cita anterior es un fragmento del Discurso liminar de don Gervasio Montenegro, texto con el que este miembro de la Academia Argentina de Letras e íntimo amigo del autor Honorio Bustos Domecq, a quien íntimamente llama Bicho Feo, le prologa su colección de cuentos policiales Seis problemas para don Isidro Parodi. Desde luego, don Gervasio es tan apócrifo como don Honorio.El rimbombante y ampuloso prólogo de Montenegro, en el que se permite lanzar todo tipo de juicios que condenan o consagran diversas prácticas presentes en la sociedad argentina de los años 40, es un hilarante anticipo del tono burlón y paródico que contiene la media docena de relatos policiales escritos conjuntamente por Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares.Cada una de las historias incluidas en Seis problemas... presenta el mismo procedimiento: Parodi, un peluquero encarcelado por un asesinato que no cometió, recibe en su celda a diversos personajes acusados por un crimen o relacionados con él. Luego de que las visitas le entregan su versión de los hechos al improvisado detective, Parodi consigue atar los cabos sueltos y determinar las verdaderas culpabilidades sin necesidad de moverse de su celda.Como resultado de su espectacular olfato policial a distancia, las circunstancias de este improvisado detective son tan paródicas como paradójicas: resuelve brillantemente intrincados problemas criminales, sin embargo es incapaz de demostrar su propia inocencia:Esta endeble estructura, endeble e inverosímil, permite que don Isidro acceda a los universos más surrealistas y a la resolución de los problemas más abstrusos con el sólo concurso de su inteligencia. Es, por tanto, un hombre que mantiene una línea abierta con el mundo por una única vía, la espiritual, y, a partir de ahí, se expande una correlación de corte matemático que adquiere su justa correspondencia, o verosimilitud, con la realidad (Juristo).Esta compleja premisa le sirve de pie a los autores para deshacer y parodiar la construcción clásica del tradicional género de enigma. Burlándose de las narraciones policiales y del contexto sociocultural de la época, Borges y Bioy Casares consiguen crear un nuevo subgénero de relato de enigma. Se intentará demostrar esta afirmación a partir del análisis del cuento Las noches de Goliadkin , el segundo de los seis problemas que resuelve don Isidro.Estructura clásica de cuentos anticlásicos:Respecto de su concepción del cuento y de los géneros, Borges afirmó lo siguiente:Uso la palabra `cuento´ entre comillas, que no sé si lo es o qué es, pero, en fin, el tema de los géneros es lo de menos. Croce creía que no hay géneros; yo creo que sí, que los hay en el sentido de que hay una expectativa en el lector. Si una persona lee un cuento, lo lee de un modo distinto de su modo de leer cuando busca un artículo en una enciclopedia o cuando lee una novela, o cuando lee un poema. Los textos pueden no ser distintos pero cambian según el lector, según la expectativa (Analítica).Si bien Borges no creía en una estética determinada y teorizó de modo más bien indirecto y alejado de los cánones académicos mediante cuentos, consejos narrativos y algunos prólogos, para profundizar en el análisis de la estructura empleada en Las Noches de Goliadkin se utilizará como base la Tesis del cuento de Ricardo Piglia. Y para interpretar el sentido del relato objeto de este análisis, se seguirán de manera general los criterios de Umberto Eco en Obra Abierta .Para Piglia, un cuento siempre cuenta dos historias, la oculta y la evidente. En ese sentido, Borges y Bioy Casares aplican en la estructura de Las Noches de Goliadkin un rasgo propio del género policial: la coexistencia de dos historias, la del crimen y la de la investigación. La primera historia, la del crimen, permanece oculta y encriptada dentro del relato. No obstante, es la que pone en marcha la historia de la investigación, la cual se narra al lector de manera abierta y evidente. Por lo tanto, el procedimiento habitual que se ejecuta en el género policial es contar la historia de la investigación hacia adelante o en orden cronológico. A medida que el relato de la pesquisa avanza, el lector va reconstruyendo hacia atrás la historia del crimen, la cual cobra pleno sentido una vez que el receptor concluye el relato.La historia de la investigación en Las Noches de Goliadkin se origina por el siguiente crimen: Gervasio Montenegro, un famoso y pedante actor, es acusado del robo de una valiosa joya y de asesinar a dos personas. Lo primero que llama la atención es que nuevamente reaparece el nombre del autor del prólogo de Seis Problemas... ya no en su rol de miembro de la Academia Argentina de Letras, sino que como principal sospechoso. Con esto, los autores establecen uno más de sus burlescos juegos literarios: un autor apócrifo, H. Bustos Domecq, inventa un personaje que bautiza con el nombre de un amigo ficticio con el fin de reírse ficticiamente de él, pues es evidente que el soberbio y despectivo discurso que domina a Montenegro-actor se condice con el pretencioso y denso discurso del Montenegro-prologuista.Volviendo al relato de la investigación, Montenegro llega de mala gana a la celda 273 de Parodi haciendo patente su nula convicción de que un presidiario consiga demostrar su inocencia. Con marcada arrogancia le expone a Parodi los detalles de su tragedia, la cual se inicia en un largo viaje en tren de La Paz a Buenos Aires en el que comparte camarote con Goliadkin, comerciante de joyas al que Montenegro describe desdeñosamente : “se trata de un ruso, de un judío, cuya impronta en la placa fotográfica de mi memoria es decididamente débil. Era más bien rubio, fornido, de ojos atónitos; se daba su lugar: se precipitaba siempre a abrirme las puertas” (Borges1995: 37).Montenegro reitera este tono pedante para referirse al resto de los pasajeros del convoy con quienes entabla contacto: la baronne Puffendorf-Duvernois, “una mujer ya hecha, sin la fatal insipidez de las colegialas, curioso espécimen de nuestro tiempo, de cuerpo estricto, modelado por el lawntennis, una cara tal vez basée, pero sutilmente comentada por cremas y cosméticos” (Op.cit); el joven poeta catamarqueño Bibiloni, sobre el que afirma que “los lentes bicicleta, la corbata de moño y elástico, los guantes color crema, me hicieron creer que me hallaba ante uno de los innumerables pedagogos que nos ha deparado Sarmiento” (Ibíd.: 38); el padre Brown, sobre quien confiesa que “lo miraba con cierta envidia. Los que tenemos la desgracia de haber perdido la fe del carbonero y del niño no hallamos en la fría inteligencia el bálsamo reconfortante que brinda a su rebaño la Iglesia” (Ibíd.: 39).Respecto del último pasajero con el que mantiene contacto, el actor expresa que “ es imposible, aunque deseable, olvidar al barbudo y apopléjico coronel Harrap, típico ejemplar de la vigorosa vulgaridad de un país que ha logrado el gigantismo, pero que ignora los matices, las nuances, que no desconoce el último pillete de una trattoria de Nápoles y que son la marca de fábrica de la raza latina” (Ibíd.:37). Luego de esta postrera descripción viene la réplica de Parodi, fiel reflejo de la agudeza local:—No sé dónde queda Nápoles, pero, si alguien no le arregla este asunto, a usted se le va a armar un Vesubio que no le digo nada (Op.cit).Una buena explicación sobre el pintoresco carácter del habitante de la celda 273 se encuentra en un análisis de la crítica Cristina Parodi, quien afirma lo siguiente acerca del detective sedentario :Es la única voz detrás de la cual hay una conciencia que pone un orden al caos verbal de las historias. Detrás de esa voz mesurada, sobria, socarrona, hay un ´criollo viejo´, solitario (aunque no ha elegido su aislamiento) y sabio. Su sabiduría no proviene de una inteligencia sobrehumana ni de conocimientos extraordinarios, como es, por ejemplo, el caso de Holmes (...) Lejos de los personajes creados por el género, don Isidro carece de rasgos exóticos: el abundante tiempo libre de que dispone no está ocupado por la ejecución del violín, la esgrima o el cultivo de orquídeas; a veces, se distrae jugando a las barajas; en lugar de estimularse con cocaína, disfruta del mate.En suma, el saber práctico de este eficiente detective amateur es producto de la escuela de la vida y de la calle en el contexto del subdesarrollo social latinoamericano, en oposición a los cultos y sofisticados detectives que protagonizan aventuras policíacas en modernas ciudades del primer mundo.La historia de la investigación, en cuyos intersticios comenzamos a descifrar la historia del crimen, prosigue de la siguiente forma: Montenegro le cuenta a Parodi que Goliadkin porta una joya valiosísima que, según él, le robó a su amante, la princesa Claudia Fiodorovna, quien por falta de recursos se vio obligada a emigrar a Buenos Aires para dedicar su vida a administrar un local de mala fama. El ruso le explica al actor que, debido a la humillante situación de su ex pareja y para demostrarle que su amor había sido sincero, decidió viajar para devolverle su joya.Durante l a tercera noche, Bibioni es asesinado; al cuarto día, Goliadkin pierde el diamante jugando a los naipes con Montenegro. Sin embargo, como el ruso viaja con una copia de la joya, puede interpretarse que lo engañó para conservar el original. Esa misma noche, Goliadkin es arrojado del tren y Montenegro es acusado por el crimen.Hasta ahí la historia de la investigación o la historia evidente del relato. Tras meditar por un par de días en su celda, Parodi manda llamar a Montenegro para entregarle sus conclusiones, momento en que comienza a revelarse la segunda historia del relato. Vale decir, la historia oculta, la del crimen. Con sorprendente lógica, Parodi le evidencia a Montenegro que sin querer se vio envuelto en el intento de robo del diamante de Goliadkin por parte de una banda integrada por Bibiloni, la baronesa, el coronel Harrap y el falso padre Brown. Los delincuentes jamás sospecharon que, tras el juego de naipes en el que perdió el diamante con Montenegro, Goliadkin le entregaría al actor la joya real y retendría la falsa. ¿Por qué? Porque el ruso estaba conciente de que si la banda de ladrones lo eliminaba, la única alternativa que tenía para hacerle llegar la joya a su ex amante y redimirse, era entregándosela a un tercero.Borges y el policial: sublimación de la sabiduría popularEn sus resoluciones, además de descubrir a los verdaderos criminales don Isidro desarrolla un discurso de tono crítico y moralista:Su método consiste en una mezcla de sentido común, cinismo y desconfianza de las apariencias. Si bien él es una parodia de los detectives convencionales del relato policial, también es una suerte de parodia al revés, por exclusión, de todos los fantásticos atributos que se han acumulado alrededor de las figuras de Dupin, Holmes, Nero Wolfe y Lord Peter Wimsey (Balderston) .Por más que la solución de un caso se apegue a una estricta lógica, no significa que sea menos fantástica e increíble, considerando que el peluquero no ha ido al lugar del crimen, no busca pista alguna, ni interroga a todos los involucrados. La resolución es tan extraordinaria, que incluso el arrogante Montenegro la considera digna de él, razón por la cual se la apropia descaradamente, como observamos en las últimas líneas del cuento:—Es la vieja historia —observó—. La rezagada inteligencia confirma la intuición genial del artista. Yo siempre desconfié de la señora Puffendorf-Duvernois, de Bibiloni, del padre Brown y, muy especialmente, del coronel Harrap. Pierda cuidado, mi querido Parodi: no tardaré en comunicar mi solución a las autoridades (Borges 1995 : p.47).En diversas entrevistas, Borges declaró que el policial era su género favorito. Fue asiduo lector de las obras de Poe y de sus sucesores. Cuentos como La Muerte y la brújula consagraron al escritor argentino como un innovador y un destacado heredero de esa tradición.Sin embargo, en las singulares historias incluidas en Seis Problemas... , Borges se distancia burlonamente del policial clásico: juega, abusa y extrema sus recursos, arriesgando incluso la verosimilitud de sus relatos; satiriza ciertos tipos porteños y alude constantemente a los vicios y defectos de la época; por si fuera poco, incluye chistes internos y juegos inteligibles sólo para él y Bioy Casares.Pese a esto, se concuerda con Cristina Parodi cuando afirma que no viola las normas y características propias de los relatos de enigma:No llegan a afectar las leyes ni las convenciones mayores del género. En los policiales de enigma, el espacio cerrado o limitado suele funcionar como una condensación del espacio social entero. A la celda de don Isidro llegan todas las voces de la ciudad que se extiende fuera de la penitenciaría, es una metonimia de todos los modos del habla de Argentina de la época.En ese sentido, Seis problemas... puede definirse como un laberinto verbal cuyo protagonista es el lenguaje. Es un universo de voces que cuentan historias, cada una con su tono propio y desde un punto de vista particular, sin que detrás de ellas exista una conciencia que les permita advertir la singular manera en que relatan. Los personajes sólo son discursos, perspectivas y modos de hablar que entran en conflicto, se interrumpen, se superponen, se contradicen. Y Parodi es el filtro que organiza ese fenómeno a través de su fantástica lógica.Un tercer autor: HBD.Por su intención paródica y por las constantes burlas y críticas sociales que caracterizan a las aventuras de Parodi, guardando las proporciones se puede decir que Borges es a la novela policial lo que Cervantes es a la novela de caballería. Claro que para dar el salto que significó Seis Problemas... y obtener ese resultado, Borges requería de un Sancho: Bioy. Gracias a él y con él, puedo crear su Quijote particular: Parodi.De ahí que se pueda afirmar que Honorio Bustos Domecq (HBD) es un nuevo ente creativo, que no es ninguno de los dos autores:No hay en Borges ni en Bioy una obra semejante en su lucidez satírica y ésta es la ventaja de Bustos Domecq en su argentinidad con respecto a los dos autores antes citados. Se podrá decir que la obra de Borges es más límpida, profunda, más matizada, más doliente... se dirá que la de Bioy planea en su fantástica visión hacia cielos que don Isidro Parodi ni siquiera puede vislumbrar. Pero la gracia, la desenvoltura, la falta de cualquier gravedad es patrimonio de Bustos Domecq (Juristo: Op.cit).Se trata, entonces, de un tercer autor, con vida y estilo literario propio.El seudónimo Honorio Bustos Domecq fue creado a partir de los apellidos de los tatarabuelos de los autores: Bustos, de Borges, y Domecq, de Bioy. En múltiples entrevistas, ambos amigos declararon que se divirtieron mucho trabajando en conjunto, al punto que Borges recuerda los orígenes de esta colaboración como uno de los principales hitos de su existencia:One of the chief events of these years —and of my life— was the beginning of my friendship with Adolfo Bioy Casares. We met in 1930 or 1931, when he was seventeen and I was just past thirty. It is always taken for granted in these cases that the older man is the master and the younger his disciple. This may have been true at the outset, but several years later, when we began to work together, Bioy was really and secretly the master (Borges 1970: 86).Por su lado, Adolfo Bioy Casares entrega sorprendentes datos acerca de las intenciones originales de la dupla:Cuando empezamos a colaborar nos sentíamos alineados en una campaña en favor de la trama y de la escritura deliberada, eficaz y consciente. Íbamos a escribir cuentos policiales clásicos como los de la literatura inglesa hasta los años cincuenta, cuentos en los que había un enigma con resolución nítida, poca sicología, los personajes necesarios y la reflexión apenas indispensable. Resultó que escribimos de un modo barroco, acumulando bromas al punto que por momentos nos perdíamos dentro de nuestro propio relato, y alguno de los dos preguntaba: “¿Qué es lo que iba a pasar con ese personaje? ¿Qué íbamos a escribir?”. Esto es casi patético porque ambos nos jactábamos de ser muy deliberados. Es como si el destino se hubiera burlado de nosotros (Bioy Casares 1994: 112).De modo impensado, H. Bustos Domecq adquirió autonomía y entidad propia, fenómeno que ambos escritores reconocieron. Por lo mismo, Borges nunca atribuyó a él o a Bioy idea alguna ni el más mínimo párrafo de sus textos en colaboración, pues sentía el firme convencimiento de que los frutos del trabajo en conjunto constituían el nacimiento y la existencia de un nuevo autor: “ A third man, Honorio Bustos Domecq, emerged and took over. In the long run he ruled us with a rod of irony and to our amusement, and later to our dismay, he became utterly unlike ourselves, with his own whims, his own puns, and his own very elaborate style of writing” (Borges: Op.cit). Un nuevo escritor cuya técnica de composición, según el propio Borges, era una especie de injerto entre Alfred Hitchcock y los Hermanos Marx.Maestro y discípulo se arman de parodia: crítica a la Argentina de los años 40Seis Problemas... parte de la intención de parodiar el clásico recurso del detective limitado: investigadores ciegos, sordos, lisiados o enamorados, que muestran impedimentos para actuar normalmente. Pero en don Isidro la parodia es doble, pues además se satiriza con descaro a ciertos tipos argentinos.En el caso de Las Noches de Goliadkin , los dichos y juicios de Parodi representan la simpleza del pueblo, la picardía e inteligencia criolla. Por su lado, el rebuscado y siútico lenguaje empleado por Montenegro aluden a un frívolo arribismo social y a molestas pretensiones de erudición, fenómenos que Borges y Bioy observaron en diferentes círculos de la década de los cuarenta.Parodi surge de la necesidad que tenían ambos escritores de criticar esta clase de situaciones desde una perspectiva nacionalista:(Buscan) Ajustar las cuentas de su argentinidad a través del lenguaje. Pienso que, hoy día, lo que queda de este libro es ese esfuerzo memorable por dar entidad a ciertos argentinismos y llenarlos de significación plástica. Sabido es que hubo en Argentina escritores llamados populares, entre ellos Roberto Arlt, a los que Borges y en general todo el grupo Sur despreciaban por su descuido idiomático. Esta novela es una respuesta, inteligente por lo demás, para deshacer algunos malentendidos sobre la supuesta `antiargentinidad´ de sus autores. El resultado es espléndido y digno de la inteligencia casi perversa de Jorge Luis Borges (Juristo: Op.cit).De ahí que, en palabras de Alfonso Reyes, “amén del interés del enigma, el libro adquiere un valor de testimonio social” (1959: 308) , pues la parodia al policial fue utilizada como marco y excusa para llevar a cabo una crítica humorística a ambientes, personajes y formas de expresión que se daban en el Buenos Aires de aquellos años.Nueva síntesis: el cuento policial trasnochadorBorges, en conjunto con Bioy, a través de un tercer autor llamado H. Bustos Domecq, crea una nueva síntesis literaria que se basa en una relación dialéctica entre el policial clásico inglés (tesis) y la abierta burla que ambos escritores realizan a diversos aspectos de la sociedad argentina de los años 40 (antítesis).Por lo tanto, cada uno de los relatos de Seis problemas... , incluido el cuento analizado, es producto de la ingeniosa mezcla de parodias al relato de enigma convencional, con circunstancias, personajes, actos de habla, modismos, en fin, que aluden con humor crítico al contexto social de la época.Esta singular mezcla dio como resultado un cuento policial criollo, localista, burlesco, pícaro, juguetón. Cuento que, en honor a la obra objeto de este estudio, se denominará policial trasnochador , en el sentido de que se trata de relatos policiales parranderos, despiertos, fiesteros, despabilados, noctámbulos. En definitiva, de un nuevo subgénero de relato de enigma (síntesis).Las Noches de Goliadkin y el resto de los relatos incluidos en Seis problemas... son parte de un riquísimo testimonio de escritura conjunta que nació de un tercer autor distinto de Borges y Bioy Casares, H. Bustos Domecq, fenómeno que “establece el trueque más fértil de la literatura Argentina” (Paoletti: 15) y tal vez de Hispanoamérica.Con certeza se trató de uno de los más prolíficos divertimentos que se ha permitido la literatura en lengua castellana. Sin embargo, “creo advertir una velada impaciencia en el rostro de mi lector. Hoy por hoy, los prestigios de la aventura priman sobre el pensativo coloquio. Suena la hora del adiós. Hasta aquí hemos marchado de la mano; ahora estás solo, frente al libro.

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