EL CLIMA

viernes, 22 de enero de 2010

HABLA SILVINA ESCUDERO







para ti

A pesar de que anoche se acostó a las tres de la mañana tras dos funciones seguidas de teatro ahora, a las 6:45 de la mañana, Silvina Escudero (26), la mujer que se consagró ganadora de “El musical de tus sueños” (el popular concurso de Marcelo Tinelli) está lista para empezar el día. Y aunque aclara que todavía está “dormida” porque durmió apenas cuatro horas ya está descalza, con short y remera grande sentada en el living de su casa de Mar del Plata, con los piernas cruzadas y apoyadas sobre la mesa para que peluquero y maquilladora comiencen a producirla para las fotos. Arriba, en la segunda planta, duerme Matías Alé, el “amor de su vida” desde hace un año y el hombre con el que comparte Fantástica, la obra de teatro de revista que los tiene como figuras junto a Carmen Barbieri. “Todavía no terminé de instalarme. Por ahí voy a la playa pero sólo un rato, un par de horas o tomo sol en casa. No encontré gimnasio acá, voy a ver si empiezo pilates o me armo un entrenamiento yo”, cuenta antes de salir, ya impecable y producida para las fotos en la playa, en una jornada más que ventosa ante la que la menor de las hermanas Escudero –Vanina es dos años mayor que ella y también baila– se mantiene estoica. Más tarde, ya en charla relajada con Para Ti, explicará que la actitud que mantuvo durante más de una hora y media frente a la arena en movimiento permanente es casi una ley cotidiana. “Las cosas en la vida ocurren inevitablemente pero uno elige ponerle más o menos onda. Estoy convencida de que todo sale mejor cuanto mejor predispuesto estás. La vida, de alguna manera es un boomerang. Todo lo que mandás vuelve y en el camino recoge lo que más mandaste. Por eso, mejor, enviar energía positiva al universo”.
TE ENVIO UN DESEO. Y como si alguien allá arriba la escuchara más que atentamente la chica que vive en la zona norte de Buenos Aires se convirtió en la bailarina más votada de la pantalla chica, cuando en diciembre destronó al empresario de los chocolates Ricardo Fort en la final de “El musical de tus sueños” con 56,43% de votos a su favor. “Trabajé muy duro para lo que ocurrió después y nunca perdí las esperanzas”, acota. Silvina Escudero nació en San Isidro, terminó la primaria y la secundaria en el Colegio Northlands (el mismo donde estudió Maxima Zorreguieta), estudió danzas desde los ocho años y cuando llegó el momento de decidir optó por seguir bailando pero sin renunciar a una carrera más tradicional. Su hermana Vanina terminó arquitectura a la par que hacía carrera como vedette, Silvina cursó cuatro años de veterinaria en la Universidad del Salvador. “En mi casa, mis padres – N. de la R. Carmen es ama de casa y Enrique es empresario y despachante de aduana– siempre nos estimularon. Teníamos muchísimas actividades de lunes a viernes e incluso los fines de semana. Mi mamá no quería que saliéramos del colegio y miráramos televisión, así que nos pasaba a buscar con ochenta mil bolsos. 17:30 entrábamos a clásico, de ahí nos pasaban a buscar porque a las 19 teníamos zapateo americano, 8:30 teníamos comedia musical. Hice de todo: tenis, paddle, volteo, acrobacias en caballo, natación y karate”, enumera mientras saborea una de las dos medialunas que acaban de traerle como desayuno.
¿No lo vivías como una gran exigencia? A veces lo odiaba porque mis amigas todos los días se iban a tomar el té a la casa de alguien y yo volvía a mi casa recién a las 11 de la noche para bañarnos, cambiarnos y hacer la tarea para volver a levantarnos a las 7 de la mañana para el colegio. Por eso el único programa de televisión que yo veía era el de Marcelo Tinelli. Imaginate lo emocionante que fue para mí participar del certamen. Para mí, a pesar de que aprendí muchas cosas, de chica lo que más disfrutaba con locura era bailar: es lo que más me gusta hacer en la vida.
¿Creés que esa dedicación es la que conmovió al público que te votó? Un poco sí, yo siempre le puse mucha garra. La gente cuando se me acerca me dice que me admira por cómo bailo y el hecho de haber logrado superar muchas injusticias que se sucedieron en el programa. La mayoría de mis fans, a diferencia de lo que todo el mundo puede suponer, son más mujeres que hombres. Muchas nenas se me acercan en la calle a decirme que cuando sean grandes quieren ser como yo. Yo siempre les digo que lo más importante es que vayan a aprender baile y enseguida me acerco a los padres para aconsejarles que las lleven a una academia. El baile y el canto ayudan a sacar a los chicos de la computadora, a salir de las casas, te abren la mente, movilizan tus emociones y te desinhiben.
¿Tus ex compañeras del colegio te siguieron los pasos en Showmatch? Muchos por prejuicios no admiten que ven el programa de Tinelli. Sí, nadie lo mira pero todo el mundo sabe todo. La verdad es que mis amigas son re conchetas pero me bancan. Quizá les choca más que haga teatro de revista porque hay mucho prejuicio instalado e infundado. Así como se supone que todas las mujeres que hacen teatro de revista son gatos se cree que todos los peluqueros son homosexuales. Básicamente, el preconcepto viene de que en este tipo de trabajo tu cuerpo y tu vida están muy expuestos. Pero para mí esto es un show, el cuerpo es mi herramienta de trabajo y lo que me permite bailar, que es lo que quiero. Yo pongo límites pero tampoco voy a pretender bailar toda tapada. De hecho, yo en mi vida cotidiana soy cero mujer fatal, con Matías estamos todo el día diciendo pavadas y matándonos de risa.
El teatro de revista suele estar bastante asociado a un ambiente de excesos en todo sentido, ¿puro mito urbano? Mirá, de mí se ríen porque no tomo nada de alcohol. Me dicen Sarah Kay y yo les digo: ‘bueno, déjenme que yo me emborracho con mi gaseosa light”, ¿cuál es el problema? No necesito tomar alcohol para pasarla bien”. Pero es un aprendizaje, yo siempre fui así y es más, soy de las que piensan que cuando tenga un hijo lo voy a tener encerrado en un cuarto hasta que tenga la capacidad para decir no a lo que le hace mal. Muchas veces, para no quedar mal o evitar sentir que están fuera de onda, los chicos empiezan a fumar, a tomar o a drogarse.
¿Cómo es tu relación con tu hermana ahora que las dos están en teatro (Vanina pasa el verano en Carlos Paz porque forma parte del elenco de “Alegría Ortomolecular”)? Estamos siempre conectadas por mensaje de texto, escritos siempre en inglés que es nuestro código privado.
¿Se critican entre ustedes? Siempre, pero obviamente para bien. Ella me ayuda a corregir mis errores tanto de las coreografías como de mis actitudes. Me ayuda mucho su opinión: es la persona que puede ser más sincera conmigo y que además tiene el talento para corregirme. El resto, siempre te dice ‘estuviste divina, bailaste increíble’.
¿Se mete con tu cuerpo? Todo el tiempo y yo también pero siempre para mejor y para darnos seguridad. A veces le digo ‘India, tenés que engordar dos kilos por lo menos’ porque ella es muy flaca y a veces baja mucho de peso y no le queda tan bien. Y ella igual: ‘Tenés que subir porque se te notan las costillas o estás un kilo arriba’. Pero todas las críticas las rematamos con un ‘igual estás divina’.
Para no deprimir... Y sí (risas), porque de todas formas yo ya soy muy autocrítica y perfeccionista, siempre encuentro algún detalle que puedo cambiar. Igual ahora estoy más relajada, si estoy más gorda digo: ‘Bueno, lo llevo así y sacó pecho así’. A las mujeres nos varía mucho el cuerpo de acuerdo al estado anímico y al trabajo. De hecho me cuido poco con las comidas, si como pollo lo acompaño con papas fritas pero con el baile quemo grasas enseguida.
¿Además de las lolas te hiciste algo más? No, en el resto del cuerpo no hay más siliconas (risas).
Cambiando de tema, ¿pensás en terminar veterinaria en algún momento? Sí. De hecho me falta poco para terminar la carrera pero a pesar de que muero de amor por los animales creo que esa decisión tuvo que ver más con la exigencia de tener un título universitario.
¿Seguís los pasos de Nicole Neumann? (Risas) No tengo las posibilidades de ella, pero si veo un perro lastimado, lo llevo a casa, cierro las puertas para que no se crucen con los míos –tiene dos perros y dos gatos–, los castro, los vacuno y los curo. Después los doy en adopción. Por suerte mis viejos me re bancan porque yo vivo con ellos y cada animal a veces está en mi casa un mes y medio.
¿Tenés ganas de independizarte? No, la verdad es que no. Yo sé que es difícil de entender mi manera de pensar pero para mí, mis viejos son los mejores padres del mundo y estoy convencida de que los voy a extrañar muchísimo si me voy. Todo lo bueno que yo tengo lo heredé de ellos, son dos luchadores que la pelearon contra todo y armaron una empresa desde abajo. Ellos me enseñaron a preocuparme realmente por las cosas que valen la pena y a aprender a disfrutar porque la realidad es que nunca sabés cuándo te vas vos de este mundo y cuándo se va la gente que querés. La vida es muy corta y pasa muy rápido como para afligirse por cosas tontas, mi papá es un tipo que da todo en vida.
¿Entonces te vas a ir de tu casa cuando te cases con Alé? Y sí, casarme y envejecer con él es algo que me encantaría. Me gustaría casarme con Matías y terminar mi vida con él.

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