EL CLIMA

miércoles, 30 de septiembre de 2009

CURIOSIDADES



















Jugar a videojuegos con desconocidos
dispara los niveles de testosterona, algo que no sucede cuando jugamos con amigos, según un nuevo estudio de la Universidad de Missouri. Su autor, el psicólogo David Geary, ha llegado a esta conclusión tras realizar un estudio con 42 estudiantes universitarios masculinos usando el videojuego Unreal Tournament 2004. Los voluntarios, que no se conocían previamente, se dividieron en 14 grupos de tres jugadores. Geary propuso que cada equipo practicase 6 horas durante una semana para establecer entre sus miembros un vínculo emocional. Transcurrido ese tiempo comprobó que, al enfrentar a los equipos entre sí, las victorias disparaban mucho la testosterona, aumentando la agresividad. Por el contrario, cuando el adversario era un compañero del mismo equipo el vencedor de la partida mostraba un nivel inferior de la hormona que los vencidos. Según Geary, que ha publicado sus resultados en la revista Evolution and Human Behavior, la diferencia se explica porque “en una competencia seria con desconocidos puedes matar a todos tus rivales y es mejor”. Sin embargo, “no puedes alienar a tus compañeros de grupo, porque los necesitas."

Un equipo de investigadores franceses y alemanes ha llegado a la conclusión de que, en una copa de
champán, el estallido de las pequeñas burbujas genera una explosión de aromas, liberados en forma de aerosoles, que explica el intenso sabor de este vino espumoso. Analizando con espectrometría de masas de alta resolución la composición del champán, el investigador Gerard Liger-Belair y sus coelgas de la Universidad francesa de Reims Champagne-Ardenne han descubierto que algunas de las sustancias químicas que imparten esos aromas frutales a la bebida son capturadas en las burbujas y llevadas a la superficie en concentraciones mayores que en el vino. En concreto, en una botella de champán de 0,75 litros se forman en torno a 5 litros de dióxido de carbono. Esto implica que, después de abrir la botella, se crean 100 millones de burbujas con una superficie total de unos 80 kilómetros cuadrados, según estimaron los investigadores. El fenómeno es similar a la forma en que las burbujas en la superficie del mar imparten ese olor oceánico al aire costero, explica Liger-Belair en la revista Proceedings de la Academia de las Ciencias estadounidense (PNAS).

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