EL CLIMA

viernes, 15 de abril de 2011

TERMINOLOGIA



TERMINOLOGIA

La terminología es un campo de estudio interdisciplinario que se nutre de un conjunto específico de conocimientos conceptualizado en otras disciplinas (lingüística, ciencia del conocimiento, ciencias de la información y ciencias de la comunicación). La palabra terminología se utiliza también para hacer referencia tanto a la tarea de recolectar, describir y presentar términos de manera sistemática (la también llamada terminografía) como al vocabulario del campo de una especialidad en particular
La palabra terminología puede entenderse de diferentes maneras: en primer lugar, la terminología es el conjunto del vocabulario especial de una disciplina o un ámbito de conocimiento (la terminología de la química, del marketing, de la lingüística, etc.); en segundo lugar, la terminología puede entenderse como aquella disciplina, que tiene por objeto la construcción de una teoría de los términos, el estudio de los mismos y su recopilación y sistematización en glosarios especializados.
La terminología no es, en rigor, un campo de trabajo reciente: ya en el siglo XVIII el desarrollo de la química, por un lado, y la botánica y la zoología por el otro dieron origen a los trabajos de recopilación y ordenamiento terminológico de Lavoisier y Berthold para el primer caso y los de Linné para el segundo. Durante el siglo XIX, a raíz de la internacionalización progresiva de la ciencia, surge en el campo científico la demanda por establecer reglas de formación para los términos de sus disciplinas; en el siglo XX, se suman a esta necesidad las distintas ramas de la técnica y la tecnología, que requieren orientaciones para denominar nuevos conceptos y, sobre todo, “armonizar”, en el sentido de “regular y ordenar” las nuevas denominaciones, de manera de lograr una comunicación efectiva y eficiente, incluyendo la perspectiva interlingüística. En este contexto, surgió la teoría general de la terminología, desarrollada por el ingeniero Eugenio Wüster, que se propuso la normalización conceptual y denominativa de los términos, a los efectos de hacer más efectiva y cristalina la comunicación de los especialistas. Esos fines condicionaron de manera sustantiva sus definiciones y metodología de trabajo; el resultado general fue un evidente reduccionismo, con respecto a la concepción del término, que fue reducido a su condición denominativa, fue aislado de su contexto de ocurrencia e incluso –a los efectos de la uniformización– despojado de su carácter lingüístico.
Las limitaciones de esta teoría se explican en gran medida por el contexto epistemológico en que fue formulada y, muy especialmente, por su origen práctico y su carácter instrumental. Es innegable que la terminología surge de necesidades prácticas y que su desarrollo, aún hoy, está fuertemente vinculado con la resolución de problemas de comunicación. La lingüística como disciplina se incorpora bastante más tarde a la investigación y la reflexión sobre la terminología, por diversos motivos de orden intradisciplinar, cuya exposición demandaría mucho más espacio que el que disponemos aquí. En todo caso, no es sorprendente que sólo en las últimas décadas se hayan propuesto teorías sobre los términos de base lingüística (por ejemplo, la teoría comunicativa de la terminología, desarrollada por M. T. Cabré y su equipo de la Universidad Pompeu Fabra, o la teoría sociocognitiva de R. Temmerman).
Sin embargo, es claro que la terminología y su objeto de estudio –los términos (unidades léxicas con un significado definido y consensuado en el campo de conocimiento dado)– son objeto de interés de diferentes perspectivas y usuarios: los especialistas de cada campo disciplinar (para quienes la terminología es un reflejo de la organización conceptual de su área y un medio de expresión y comunicación); para los usuarios en general (directos o indirectos: traductores, intérpretes, docentes, comunicadores, etc.); para los planificadores de lenguas, que intervienen en el caso de lenguas minorizadas en pos de garantizar su utilidad y continuidad; y para los lingüistas, para quienes los términos son parte de la competencia léxica del hablante y, por consiguiente deben ser estudiados y explicados en el marco de una teoría lingüística. Por este motivo, se ha escrito reiteradamente que la terminología es una materia esencialmente interdisciplinaria, que exige la cooperación no sólo de los especialistas de la disciplina correspondiente y de los lingüistas, sino también de lógicos e informáticos, para su ordenamiento conceptual y su sistematización en forma de banco de datos, glosarios y distintos productos y desarrollos terminográficos.

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