EL CLIMA

miércoles, 24 de febrero de 2010

CAMPANARIOS DEL MUNDO













CAMPANARIOS DEL MUNDO

El 9 de enero de 1431 comienza en Rouen el jucio contra uno de los personajes históricos más importantes de Francia, Juana de Arco. Todo el mundo sabía cuál sería el veredicto incluso antes de comenzar el juicio: culpable. Juana de Arco, con 19 años de edad, fue declarada bruja y hereje. Es condenada a la hoguera y martirizada en la plaza del mercado de Rouen. Era el 30 de mayo de 1431. Hoy esta fecha es motivo de conmemoración para los habitantes de esta preciosa ciudad normanda.

Rouen

Puerto y capital del departamento del Sena-Marítimo en Francia, situada sobre el río Sena, que divide a la ciudad en dos partes (la ribera izquierda, más moderna; y la derecha, la parte medieval), Rouen se encuentra a 112 kilómetros al noroeste de París. Fue la capital medieval de Normandía, y actualmente es el quinto puerto en importancia de toda Francia, encargándose de la exportación de productos manufacturados e importando carbón y petróleo. Cuenta con unos 120.000 habitantes.

En Rouen todo nos recuerda a Juana de Arco y su leyenda. Caminando por sus calles, famosas por sus entramados de madera, sus baldosas adoquinadas y sus múltiples tiendas, nos encontramos en primer lugar con la Torre Juana de Arco, o Donjon, donde tuvo lugar el juicio sumarísimo de la heroína; el Museo Juana de Arco, un sótano románico donde podemos ver escenas de la vida la Juana; o la Iglesia de Santa Juana de Arco, levantada en el mismo lugar de su martirio y muerte. Una cruz en el centro de la plaza recuerda el punto exacto donde se colocó la hoguera. Situada en la Plaza del Mercado Viejo, sorprende su tejado de pizarra en forma de sombrero (a primera vista suele resultar muy impactante y original), y en especial su interior, con espectaculares vidrieras.

En esta misma plaza, mientras contemplamos el original estilo de la Iglesia, podemos sentarnos en la terraza de “Les petits bateaux”, un pequeño y romántico restaurante, donde es recomendable pedir de postre los famosos quesos normandos, en especial el de Camembert.

Un poco más abajo, recorriendo pequeñas callejuelas que nos trasladan en un devenir de siglos, nos encontramos con la Catedral de Notre Dam, construcción gótica reconstruida en parte en el siglo XX debido a los destrozos que los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial causaron en sus piedras. Es obligada la visita interior donde, en el crucero de la nave, hallamos una torre rematada por una enorme flecha de hierro fundido de más de 150 metros de altura, la más alta de toda Francia. Tampoco podemos dejar sin fotografiar las torres que flanquean la fachada, sobre todo la Torre Sur, o Torre Beurre, auténtica obra maestra del gótico flamígero. Esta Catedral precisamente fue fuente de inspiración del genial pintor francés Claude Monet, pinturas que podemos contemplar en el Museo de Bellas Artes de la ciudad, donde también nos harán un breve pero bello recorrido por los lugares que frecuentó en Rouen el genial artista. En el interior del templo no debemos dejar de visitar y extasiarnos ante sus imponentes vidrieras y pasarnos por la cripta de Ricardo Corazón de León.

Catedral de Rouen

Nada más abandonar la Catedral, un estruendo de campanas acompaña nuestra visita. Rouen es conocida como la ciudad de los “cien campanarios”, por el ingente número de pequeñas iglesias que se suceden a través de sus calles.

Continuando por este maravilloso centro histórico de la Normandía medieval, nos damos de frente con la Iglesia de Saint Maclou, máxima expresión del gótico flamígero. Y junto a ella, la Escuela Regional de Bellas Artes.

Un poco más abajo, la Abadía Saint-Ouen, un monasterio benedictino que, después de la Revolución francesa de 1789, fue Ayuntamiento de la ciudad. El exterior es magnífico, pero el interior es espectacular: 80 vidrieras dan al templo una luminosidad impactante, un efecto de dibujos cromáticos y de luces realmente maravilloso.

Al abandonar la Abadía, nos adentramos en la Rue du Gros Horloge, precisamente la primera calle peatonal que surgió en Francia (1970). Es un lugar realmente mágico, la calle principal de la ciudad, con inumerables tiendas y terrazas (aquí nos sentaremos a descansar, tomando un café en el Café du Palais, donde aún se pueden observar los impactos de los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial). Es en esta calle donde se encuentra el Gros Horloge, o Gran Reloj, símbolo de Rouen. Es un reloj astronómico que data del siglo XIV, compuesto de un campanario gótico y un arco renacentista. Se puede visitar con una audioguía, donde leemos que este reloj servía para dar la alarma en la ciudad de cuándo se cerraban sus puertas, o incluso anunciaba las revueltas callejeras que se pudieran producir. Las vistas desde lo alto del campanario son inmejorables.

Gran Reloj

Podemos concluir nuestro recorrido en el Museo de Bellas Artes, en la Plaza Marcel Duchamp, contemplando obras de Velázquez, Caravaggio, Delacroix, Modigliani, y cómo no, Monet. Pero si lo nuestro son los mercadillos tradicionales, tras el Museo, debemos pasarnos por la Plaza Saint-Marc y deleitarnos con la variedad de productos que ofrece la gastronomía de la zona: tarrina de pato, lenguado normando, el patito ruanés a la prensa, los famosos quesos normandos, la tarta de manzana, y las Lágrimas de Juana, postre típico y souvenir favorito de los turistas.

En resumen, Rouen es una preciosa y pequeña ciudad que aúna a la perfección la modernidad y el pasado. Los siglos se han quedado a tomar café en sus calles. Sus barrios permanecen completamente intactos al devenir de los tiempos, casas preciosas, auténticas casas de muñecas de un estilo muy original. Recorrer sus callejuelas es trasladarnos a la época de los caballeros normandos que, junto al estrépito de las campanas, hacían resonar los cascos de sus caballos sobre el adoquinado. Un lugar imborrable para un merecido viaje sorpresa.

Cómo llegar

Llegar a Rouen no es relativamente complicado, al contrario. Podemos tomar un vuelo hasta París (aunque el aeropuerto más cercano a Rouen sea Le Havre, pero es aconsejable el de París por su facilidad de comunicación). Tras llegar a la capital parisina, hemos de trasladarnos a la estación ferroviaria de Saint Lazare, la más céntrica de todas, cerca de la Opera y la Madeleine, y tomar allí uno de los muchos trenes que parten hacia Rouen. El trayecto oscila entre 45 minutos y 1 hora. Pero no nos aburriremos en absoluto: nos acompañarán hermosos paisajes, pequeñas aldeas medievales y enormes torres puntiagudas.


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